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IGNACIO ABELLA | Naturalista y escritor, hoy ofrece una charla en La Caridad

"Vivir de espaldas al paisaje tiene un límite, urge tomar medidas y volver a él"

"El eucalipto es un problema mundial: se pierden bosques primarios y se sustituyen por monocultivos que acaban con la diversidad"

Ignacio Abella, en el hayedo de La Biescona, en la sierra del Sueve. P. M.

El naturalista y escritor Ignacio Abella (Vitoria, 1960) impartirá hoy, a las siete de la tarde, en el auditorio As Quintas de La Caridad, una conferencia que lleva por título "Los bosques del futuro". La actividad ha sido promovida por el colectivo La Casa Azul y está concebida como un espacio para la reflexión, especialmente tras el incendio que el pasado mes de diciembre puso en jaque a los vecinos de El Franco y arrasó más de 2.500 hectáreas.

La actividad tendrá una segunda parte mañana, cuando se desarrollará un taller solidario de reforestación en un monte público de La Braña. Se plantarán más de un centenar de árboles autóctonos. Los interesados en participar deben de presentarse a las once en el espacio cultural As Quintas, desde el cual se emprenderá la ruta hacia la zona habilitada para el trabajo. Abella, autor de títulos como "La magia de los árboles" y "El hombre y la madera", no podrá asistir a esta plantación simbólica, pero esta tarde tratará de remover conciencias y buscar un cambio de las personas en su relación con la naturaleza.

"El mensaje que quiero dar es que el paisaje somos nosotros, todos somos bosque. Todo está relacionado, así que, si acabamos con los bosques y no trabajamos por defenderlos y gestionarlos, esto nos pasará factura. Algunos sitios ya lo están notando", advierte este vasco apasionado de la naturaleza que lleva más de veinte años afincado en Asturias.

-¿Qué viene a contar a la capital franquina?

-La conferencia se llama "Los bosques del futuro", pero en realidad voy a hablar de la gestión de antaño. Se ha perdido la memoria de esa labor que realizaban los vecinos, su capacidad de gestión, ya que casi han desaparecido los montes vecinales, y, en definitiva, hablaré del abandono de los territorios de los bosques y de su colonización por parte de monocultivos. Yo defiendo que todos somos paisaje, ya que el agua, el clima, el alimento... todo viene del paisaje. En cambio, ahora parece que el paisaje depende solo de los campesinos y no de toda la ciudadanía. Voy a hacer un alegato por la recuperación del paisaje por parte de la gente.

-Y eso, ¿cómo se hace?

-Hay que ir articulando los mecanismos. Ahora hablamos de desempleo, de problemas climáticos y ecológicos y, a la vez, estamos de espaldas al paisaje. Hace años había mecanismos de repoblación fijados incluso por el propio Estado y también figuras preciosas para la gestión de los comunales, como es el caso de la poznera, que es un derecho que los vecinos teníamos... y seguimos teniendo, pues es un derecho consuetudinario que no ha prescrito: plantar un árbol en terreno comunal y ser su dueño hasta que se muera, teniendo derecho de usufructo. De esta manera se generaba un movimiento social en el que la gente participaba del paisaje. Todo esto se ha roto en un proceso de siglos. Podríamos y deberíamos recuperar esa gestión que se hacía del monte.

-Hoy visitará el concejo de El Franco, uno de los mayores afectados por la última oleada de incendios que padeció la región. ¿Tiene alguna teoría sobre su origen?

-Es un tema complejo. El presidente del Principado dijo que se cazaría a los responsables, lo que es de un simplismo aterrador. El primer problema de esta situación es el cambio climático. Después hay que tener en cuenta que ahora mismo tenemos gasolina en el monte, por la gran cantidad de matorral. Es algo que antes no había porque la gente, por necesidad, aprovechaba cada brizna de hierba. No había incendios porque no había nada que incendiar. Ahora, el abandono del medio rural hace que la poca gente que queda no pueda gestionar todo el matorral; eso, unido a una salvaje colonización de monocultivos de especies como el eucalipto, que constituyen un peligro. Hemos roto la hucha de generaciones y nos permitimos el lujo de llenar todo de eucaliptos. Si el abuelo levantara la cabeza y viera que se esquilman sus recursos para usufructo de una sola generación....Todo tiene un límite. La situación pinta mal porque no se toman soluciones. Vuelvo a lo mismo, esto se debe a la pérdida de la capacidad de gestión del bosque por parte de una sociedad que ha olvidado el paisaje. El problema es tan hondo que nos afecta de mil maneras diferentes. Vivir de espaldas al paisaje tiene un límite, hay que volver a él y urge tomar medidas porque cada vez es más grande el problema.

-Estos cambios de los que habla requieren formación y un cambio en la educación...

-Hay que educar a los niños y también a los políticos, que se supone que están en la élite pero en realidad están a uvas. Mi confianza en que cambien es pequeña, pero nosotros, como paisanos, tenemos ciertos derechos y estamos haciendo dejación de funciones. Hay derechos urgentes que hay que reivindicar porque la democracia es también ejercer un derecho.

-Entonces, ¿no hay que inventar nada, vale sólo con emular la gestión de antaño?

-Hay que reinventar. Ahora mismo el tojo es uno de los grandes problemas porque se propaga mucho, invade el territorio y con ello aumenta el riesgo de incendio. Antes, a la gente le servía para muchas cosas; entonces tenemos que buscar que nos sirva a nosotros de otra manera.

-¿En qué medida los incendios podrían ser una oportunidad para cambiar las cosas?

-La gente podría verlo como una oportunidad de promover nuevos cultivos y de reiniciar el paisaje. Ahora mismo el panorama del paisaje es deplorable.

-¿Está peor Asturias que otras comunidades?

-En toda la cornisa Cantábrica padecemos los mismos problemas e insisto en que uno de los más graves es el de los monocultivos. El eucalipto es un problema mundial, los bosques primarios se terminan y están siendo sustituidos por monocultivos que acaban con la diversidad.

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