El argayo de Porciles será historia después de la fiesta de El Pilar. El alcalde de Salas, Sergio Hidalgo, confirmó ayer que las obras concluirán en esas fechas, unas días después de la previsión inicial, que situaba la apertura del tramo de la N-634 afectado y cortado al tráfico por el desprendimiento en septiembre.

El argayo se produjo en febrero, coincidiendo con el temporal de intensas lluvias. Los trabajos, costeados con 2,5 millones de euros por el Ministerio de Fomento, consistieron en limpiar la zona y estabilizar el terreno gracias a una pantalla de sujeción compuesta por tubos metálicos de 20 metros. La apertura de la vía que se cortó -y que será la futura plataforma de la A-63 a esta altura- provocó contratiempos a los vecinos de La Espina y de los núcleos cercanos. Desde entonces, para llegar a Salas tienen que utilizar la carretera vieja, con un trazado más sinuoso y peligroso y que lleva más tiempo recorrer.

El argayo desprendió 6.000 metros cúbicos de tierra, según la Demarcación de Carreteras.