A los docentes del Departamento de Educación Plástica y Visual del instituto Elisa y Luis Villamil de Vegadeo se les ocurrió en el curso 2008-2009 un plan para decorar las paredes del centro, acabar con las molestas pintadas y, a la vez, llevar a la práctica los conocimientos adquiridos en clase. El proyecto ha derivado este año en una asignatura de libre configuración llamada "Taller de pintura", que enseña de manera práctica la historia de la pintura y que ha superado todas las expectativas de los profesores al lograr 32 inscritos.

Cuenta José Ramón Martínez, jubilado desde 2015, que la iniciativa de pintar las paredes del centro fue un éxito desde el principio: "Les sirve para valorar más la asignatura y también para darse cuenta de cómo se hace en realidad un cuadro. Estamos muy orgullosos del resultado porque además fomenta que cuiden el centro", precisa. Y es que hasta la puesta en marcha de este proyecto el centro tenía que pintar las paredes cada poco tiempo, y ahora los alumnos respetan las creaciones.

La mayor parte de estas más de trescientas pinturas son reproducciones de obras de pintores del mundo, desde Joan Miró a Manolo Linares, aunque también hay trabajos de creación propia, logotipos, escudos, personajes de película o portadas de discos. "Primero hacen un borrador de lo que quieren y después lo llevan a la práctica: lo calcan en la pared y después lo pintan", añade Martínez. Cada una de las obras lleva una etiqueta donde figura el nombre de la obra original y su autor, junto al estudiante que ha hecho esta particular adaptación.

Este curso, el Departamento ha dado un paso más planteando la asignatura "Taller de pintura", que imparten Lulas Somoza y Menchu Ontañón y que va dirigida a los alumnos de segundo de Bachillerato. Enseñan historia de la pintura, desde la Prehistoria a la actualidad, pero con un enfoque eminentemente práctico. "Queremos que vean el arte con otros ojos y que valoren no solo lo de fuera, sino lo de aquí, por eso a lo largo del curso haremos que les visiten artistas de la zona", precisa Somoza. Solo tienen una hora de clase a la semana, así que no se entretienen con la teoría y dedican el máximo tiempo a aplicar los conocimientos. Empezaron haciendo pinturas rupestres y ayer se iniciaron en el dibujo a través de técnicas secas.

Los docentes están encantados con la experiencia y los buenos resultados que está dando: "Les gusta más de lo que ellos creían. Toca el timbre y nos piden seguir en la hora del recreo", añaden. Los trabajos que surjan de esta asignatura contribuirán a seguir decorando las paredes centro.