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La planta de biogás de Navia se rematará en cuatro meses, según los promotores

Unos 350 ganaderos visitarán mañana la central para conocer la gestión del purín que se llevará a cabo en las instalaciones

Dos responsables de la obra, en la planta. REPRODUCCIÓN DE G.G.

Los ganaderos asturianos podrán conocer mañana las instalaciones de la planta de biogás que se levanta en Navia. Un total de 350 personas participarán en una visita guiada organizada por Central Lechera Asturiana, que es parte en este proyecto que pretende convertir el purín del ganado en energía y abono. Los trabajos se encuentran en una fase avanzada y en unos cuatro meses, calcula la dirección de la obra, podría echar a andar esta nueva central.

La jornada de puertas abiertas de mañana será la oportunidad de conocer el proceso que transformará el desecho de las ganaderías dentro de unos meses, cuando la planta se remate. "Estamos trabajando en el apartado mecánico, que está previsto que se finalice a finales de marzo. Está ejecutada toda la obra civil, y ahora se instalan los equipos", explica Marcos Quevedo, director de un proyecto que junto a Central Lechera impulsa Biogastur.

"El ganadero podrá ver todo el proceso que lleva la gestión del purín, desde que entra en planta, con la descarga en cerrado y sin olores, hasta la obtención del gas y del subproducto, el digestato", señala Quevedo. De ahí saldrá "abono de primera calidad" que se podrá utilizar en los campos. "El objetivo de la jornada no es otro que tener informados a los cooperativistas de la Central", apunta el director.

En cuanto a la implicación del sector ganadero en esta iniciativa, Quevedo considera que es "enorme". "Este proyecto nace como respuesta a un problema que transmite el ganadero, y es que con el actual modelo no puede gestionar adecuadamente el purín", afirma. Cuando entre en funcionamiento la planta "ya no tendrá problemas ningún día del año". Central Lechera Asturiana trabaja ahora con los asociados para determinar las aportaciones de cada explotación a la planta. Una tarea delicada, y que exige tener en cuenta la distancia hasta la ganadería. "Es muy importante que la mayor parte del purín provenga de ganaderías a menos de treinta kilómetros. El radio medio final no debe superar esa distancia, ya que no sería viable en cuanto a costes", señala Marcos Quevedo.

La planta de purines, que está ubicada en Armental, ha supuesto una inversión cercana a los quince millones de euros. Las previsiones que manejan los promotores señalan que dispondrá de capacidad para tratar 1.000 toneladas de residuos al año, y dará empleo a más de una decena de personas.

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