La Dirección General de Tráfico (DGT) está instalando estos días en la zona de entrada y de salida del puente de los Santos dos radares de tramo que permitirán controlar el exceso de velocidad en este punto de la Autovía del Cantábrico que une Asturias y Galicia. La noticia está causando malestar entre los vecinos, pues se trata de una zona de escasa siniestralidad, donde la principal demanda pendiente es que Fomento recupere y costee la iluminación del viaducto que atraviesa la ría del Eo.

El alcalde de Castropol, José Ángel Pérez, da voz a este malestar vecinal al cuestionar la necesidad de este radar de doble sentido de circulación. "No entiendo que sea necesario, en el puente hubo algún accidente, pero por el viento, y eso no lo soluciona un radar. Lo que sí me consta es el gasto eléctrico y, ya de hacerlo, bien podían asumir el alumbrado del puente", precisa el regidor, al tiempo que añade que esta iluminación redundaría en la seguridad de los peatones y ciclistas que transitan a diario por las aceras de este puente fronterizo. Cabe indicar que el puente dejó de tener iluminación a finales de 2011, cuando el Ayuntamiento de Castropol, harto de asumir en solitario el pago de la factura eléctrica, dejó de costearla y reclamó a Fomento -titular de la infraestructura y de la autovía A-8 que discurre por ella- que se hiciera cargo, algo que nunca ocurrió.

La colocación de este sistema de radares se hizo pública a mediados de mes por parte de la Delegación del Gobierno en Galicia. Esta actuación se engloba en un proyecto integral de mejora de la seguridad vial de la A-8 entre Ribadeo y Abadín, que cuenta con un presupuesto de 3,4 millones y cuya actuación estrella es un desvío automatizado del tráfico en el conocido como Alto de O Fiouco (Lugo) y que tiene muchos problemas a consecuencia de la niebla.

Aún no hay fecha para la entrada en funcionamiento de este radar, que ya cuenta con señalización para alertar a los conductores, aunque, de momento, permanece tapada con una lona.