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Tineo pueblo a pueblo

El arándano llega a Villapró

La localidad ha perdido tradición ganadera, con sólo dos explotaciones, pero apuesta por nuevos proyectos

El pueblo tinetense de Villapró, que junto a Sabadel de Troncedo disfrutó de la primera concentración parcelaria realizada en Asturias, prácticamente ha dejado atrás su pasado ganadero. Tan solo dos ganaderías de carne permanecen abiertas de las nueve que llegaron a estar en producción cuando todas las casas del pueblo estaban habitadas de forma regular.

Ahora algunos vecinos buscan alternativas para permanecer en el pueblo y conseguir un rendimiento del campo. Es el caso de Víctor Fernández y su mujer, Patricia Méndez, que han utilizado dos de sus fincas, que suman unas dos hectáreas, para realizar una plantación de arándanos. "Primero tuvimos ganadería de leche, luego de carne y cuando lo dejamos surgió la idea de montar este proyecto para sacar rendimiento a unas fincas que nadie quería", explica Fernández, cuya idea es "seguir dando vida al pueblo porque, si no se crea actividad, esto se acaba y pasará a desaparecer".

En la actualidad, la localidad no llega a los veinte vecinos, que ocupan siete casas, y apenas queda gente joven. "Tenemos poca juventud, no se hace nada por los pueblos, tenemos malas comunicaciones y las ayudas agrarias no son suficientes", explica Joaquín García, que aún tiene vacas.

Pero del pueblo no sólo se ha ido gente. Un matrimonio de nacionalidad paraguaya se asentó en Villapró hace siete años para trabajar para la otra ganadería. Tienen dos hijos que han hecho rejuvenecer la localidad.

Hace algunos años más, también se instaló en el pueblo Susana Montero, que reconoce que Villapró es tranquilo y cuenta con gente muy acogedora. Sólo encuentra un pero a la zona: los vertederos ilegales de basura que se encuentra en sus paseos por el monte, donde asegura que todavía se pueden ver neveras tiradas y latas de combustible para maquinaria.

Entre los lugares más vistosos del pueblo se encuentra la capilla, en la que décadas atrás se celebraba la fiesta de San Antonio, de la que ahora ya sólo queda la celebración de la misa.

Además, Villapró está bañado por dos ríos, en cuyas orillas aún se puede ver lo que queda de las construcciones de los antiguos molinos a los que en su día acudían numerosas personas de la zona para moler el cereal cosechado en los campos.

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