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El luarqués que habla a las mariposas

"Tengo la impresión de que saben dónde están y con quién", asegura Domingo Fernández, que colecciona 2.800 insectos de todo el mundo

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Coleccionista de insectos disecados en Luarca

Domingo Fernández Crespo empezó a conservar mariposas hace 45 años. Siendo un joven se dio cuenta del "espectáculo" que cada día pasa por delante de nuestros ojos "y no vemos". El luarqués afincado en Santiago (Valdés) creyó oportuno hacer algo "con tanto color". Empezó a seguir el ciclo de las mariposas. Un buen día cogió una larva para hacer un seguimiento de todo el proceso: hasta que se convierte crisálida, primero, e insecto con alas después. "Los lepidópteros son muy efímeros, lo normal es que duren 20 días, salvo raras excepciones, y no se van sin dejar descendencia", dice este hombre, hoy jubilado y que durante 58 años atendió una tienda de textil en Luarca.

Lo que al principio fue un trabajo voluntario y esporádico hoy es una pasión. En su casa conserva 2.800 ejemplares de mariposas y escarabajos de Asturias y de otras partes del mundo. Cuando quiso explorar algo más que lo que tenía cerca de los huertos de su casa valdesana, Domingo Fernández empezó a hacer intercambios con gente que, como él, tiene interés por estos insectos. "Entonces no había internet. Conocí a un monje y él me enviaba ejemplares por correo postal desde distintos puntos del mundo", cuenta. Domingo Fernández Crespo tiene mariposas de Malasia y Brasil, y escarabajos del centro de África o Colombia, por nombrar algunos lugares de procedencia. Todos están perfectamente conservados y en sus respectivas vitrinas, donde figuran sus nombres científicos. "Es un trabajo tedioso. Te tiene que gustar mucho y tienes que tener espacio", cuenta el luarqués.

Dice que las mariposas se adaptan en tamaño y forma al entorno. Las hay que imitan a una lechuga y las hay que tienen la forma y el color de las hojas. También forman parte de su colección los insectos "palo", un tipo que no pertenece al mundo de las mariposas ni de los escarabajos y que conserva en una urna con la temperatura y luz adecuadas. "Es de los que más llama la atención", dice mientras sostiene uno en sus manos. El luarqués habla a los insectos y está convencido de que le conocen. "Con las mariposas sigo todo el proceso. Es decir, las tengo conmigo desde que son un larva y vivo con la impresión de que saben dónde están y con quién", señala el luarqués. Echa de menos más sensibilidad por la naturaleza y, en particular, por los insectos. Dice que forman parte de un mundo cercano y que hacen "una gran labor por el ser humano que no valoramos".

Hasta la fecha sólo dos exposiciones con un gran colección. Por motivos de trabajo (se jubiló recientemente) no podía dedicar todo el tiempo que quisiera a mostrar el material. Su vasta colección de lepidópteros y coleópteros está abierta a viajar a todos puntos de Asturias: "Es importante legar algo de interés al mundo".

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