Manuela Fernández tiene 80 años y lleva 57 cuidando de su hija Nazaria, una persona con discapacidad intelectual. Esta vecina de Ortiguera expresa auténtica devoción cuando habla de su hija. "Le gustan mucho los toros, los payasos, los deportistas. Tiene una memoria buenísima. Al principio fue duro, pero ahora, si me falta ella, me falta todo", asegura. La labor de cuidadora de Manuela Fernández fue reconocida ayer, junto con la de otras seis vecinas de Coaña, en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, organizado desde el propio Ayuntamiento.

"En vuestro papel de cuidadoras de una persona con capacidades especiales, es admirable la cualidad común que tenéis para entenderlos, saber explicar el por qué de sus conductas, sus emociones, sus capacidades y dificultades", alabó la concejala de la Mujer, Rosa Suárez, que subrayó la lucha constante, no sólo por mantener las necesidades más básicas de sus seres queridos, sino por "dotarlos de otros derechos fundamentales". Suárez también quiso destacar la ayuda que prestan los Servicios Sociales, y agradecer la labor de la Fundación Edes, la Asociación Fraternidad o los centros de apoyo a la integración de Canero y Navia.

Maruja Iglesias, Mari Carmen García, Guadalupe Junco, Cristina Martínez, Mercedes Pérez, Ramira Fernández y la propia Manuela Fernández recibieron con humildad y alegría este soplo de energía que quiso insuflarles todo un concejo. "Nosotros luchamos por que estén en la sociedad, integrados, para que ellos convivan con la gente, aprendan y enseñen todo lo que llevan dentro", añadió Manuela Fernández, que recalcó el beneficio que supone contar con entidades especializadas en la comarca.