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Boal exige "premura" en la regulación de la recogida de setas: "Arrasan con todo"

"No se trata de prohibir, sino de controlar", precisan los aficionados locales, que denuncian prácticas abusivas en el monte

Por la izquierda, Alejandro López y Enrique Suárez, vicepresidente de la Sociedad Micológica de Boal, en Penouta. G. GARCÍA

Ante la inminente regulación regional de la recogida de setas en el monte, Boal, un territorio con un sobresaliente potencial micológico, pide "rapidez" en el proceso y "homogeneidad" para que la norma sea similar en toda Asturias. Los aficionados locales, hartos de ver cómo se esquilma este recurso otoño tras otoño, ven con buenos ojos que se ponga coto a la recogida de setas y piden sanciones "duras" para aquellos que se salten las reglas.

"Estamos satisfechos con el paso que se ha dado, aunque somos moderadamente pesimistas al respecto. Hasta que no lo veamos finalmente publicado, no nos lo creeremos", asegura el presidente de la Sociedad Micológica de Boal, Alejandro López. Teme que existan "presiones de determinados grupos" sobre el Gobierno regional para evitar que esta resolución sea publicada. "Hay gente a la que no le interesa regular esto, y quiere que siga así", critica. López pide que se actúe "con premura", para que las normas estén listas antes de la llegada del otoño, y con uniformidad, "para que no se quede ningún municipio descolgado", al considerarlo "lo más justo".

Y es que en Boal consideran que las setas son "un valor muy importante", que puede sumar riqueza en varios ámbitos, como el turístico y el gastronómico. La zona de Penouta, con una gran superficie de monte público, es una de las más ricas de la comarca, micológicamente hablando. Y se le quiere sacar partido antes de que sea "arrasada" por los recolectores que, de forma indiscriminada, recogen kilos y kilos de setas para su venta.

"Es un sitio muy fácil de caminar, cómodo. Llegan con la furgoneta, y se llevan media tonelada de setas, para venderlas, con ánimo de lucro. Lo hacen de forma ilegal, traficando con un producto potencialmente peligroso, vendiéndolo a restaurantes sin un certificado sanitario. ¿Quién dice que entre esas setas no hay alguna tóxica e, incluso, mortal? Es muy peligroso", advierte el presidente de la sociedad boalesa, que subraya que "no se trata de prohibir, sino de regular" para evitar este tipo de comportamientos que dañan el monte.

"La explotación micológica debe revertir en un beneficio para estos concejos. La regulación es el camino", defiende el secretario de este colectivo, Miguel Mojardín. "No se trata de imponer grandes tasas, sino de conocer quién recoge, de identificar al que viene hasta Boal a disfrutar de las setas y del campo", dice. La Sociedad Micológica de Boal es una de las más jóvenes de la región, con apenas un par de años de vida, pero ya cuenta con casi un centenar de socios. Han puesto en marcha actividades para acercar el mundo de las setas a los colegios y darlas así a conocer entre los más jóvenes. También se impulsaron unas jornadas gastronómicas, que en su primera edición cosecharon un gran éxito.

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