Una característica del colegio público cangués Maestro Casanova, que cumple medio siglo, es la estabilidad de su claustro de profesores. Algo que se ha mantenido en mayor o menor medida a lo largo de su historia y que ahora es evidente, con un 50 por ciento de la plantilla compuesta por profesores con plaza definitiva, interinos que repiten destino y solo cinco caras nuevas en este curso del total de 21 docentes que imparten clase en el centro.
Las razones que llevan a estos datos los tienen los propios profesionales que trabajan en el colegio. "Es maravilloso y muy dinámico, hay mucho trabajo pero hay unión entre los profesores para sacar adelante proyectos extraescolares; para mí es lo que cualquier profesor quisiera en su retiro", argumenta Ángeles González, profesora de cuarto de primaria y una de las veteranas del centro, que llegó hace 11 años después de haber trabajado en otros colegios en Educación Infantil y Educación Especial.
La fama del buen ambiente de trabajo existente en el Maestro Casanova fue lo que animó a otras dos profesoras con experiencia en el centro, Cristina Cadenas y Carmen Collar, a establecerlo como su destino definitivo en el curso 2010-2011. "Hay muy buen ambiente de trabajo, muy colaborador, y los claustros siempre fueron muy estables, una razón de peso para optar por quedarse aquí", explica Cristina Cadenas, profesora de primero de primaria y jefa de estudios.
Motivos que han tenido más peso frente a algunos de los aspectos negativos que reconocen en el centro como es la antigüedad del edificio pero, sobre todo, su falta de accesibilidad y de espacios. "El acceso es lo peor que tenemos, además de tener que compartir el centro con otras escuelas, lo que nos resta espacio", apunta Ángeles González.
Una de las profesoras que llegó este año al colegio es María González, pero no se puede decir que sea nueva en él, ya que fue alumna entre 1995 y 2001. "Me hacía mucha ilusión volver a mi colegio en el rol de maestra, pero lo hago con mucha responsabilidad porque mi madre también trabajó aquí durante 23 años", comenta.
En su vuelta no ha notado muchos cambios: "La infraestructura se mantiene tal y como era cuando yo estaba aquí estudiando y también continuamos teniendo los mismos accesos". En lo que sí ha visto evolución es en la forma de impartir clase. "Se han incluido nuevas tecnologías y hay una apuesta por la enseñanza bilingüe, algo que veo muy positivo", subraya González, que es profesora de inglés.
Ángeles González también hace hincapié en los cambios en los métodos de enseñanza. "Se acabaron las clases magistrales, el alumno tiene más iniciativa, es más protagonista de su propia enseñanza y se trabaja mucho más en equipo", enfatiza. Además, recalca la importancia de la aparición de tecnología en las aulas con los ordenadores y las pizarras digitales y la implicación de las familias, "una colaboración que es indispensable".
Continuar avanzando en la búsqueda de nuevos métodos de educación es uno de los objetivos que se marca el colegio y en el que ya se está trabajando. "Hay metodologías educativas novedosas que buscan hacer más partícipes a los alumnos, y hacia ellas tenemos que ir", apunta Cristina Cadenas. Entre los pasos a dar está el reducir el uso de libros de texto.
"No estamos hablando de un cambio radical, es un proceso largo y ahora estamos poniendo la semilla para avanzar en él, con el fin de intentar buscar la forma de gestionar la información de una manera diferente a la de tener un libro de texto siempre delante", añade.
Con este proyecto en marcha, tanto Cristina Cadenas como Carmen Collar tienen clara su apuesta por el futuro en el colegio "porque estamos con la ilusión de implantar un cambio que será a largo plazo y queremos ver como evoluciona", apunta Collar.
Para María González, quedarse en el Maestro Casanova también es algo que le gustaría, pero por ahora la decisión no depende de ella.
