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SUSO ASOREY | Biólogo y apicultor gallego

"Se necesita investigación para luchar contra la velutina"

"Entre marzo y junio es importante cazar a las reinas, porque reina que cacemos, nido que evitamos"

Suso Asorey en Vegadeo. T. C.

El biólogo y secretario técnico de la Asociación Galega de Apicultura (AGA), Suso Asorey, estuvo anteayer en Vegadeo para contar la experiencia gallega en la lucha contra la vespa velutina o avispón asiático, que entró en Galicia en 2012. Asorey, que intervino en compañía de la asesora jurídica de la AGA, Laura Gayol, expuso su preocupación por la pasividad de las administraciones y también reclamó más investigación para frenar el impacto de esta especie.

- ¿Qué debemos saber de la velutina?

-En primer lugar, hay que conocer los insectos sociales, ya que, aunque no lo parezca, son beneficiosos. En China cuidan y miman a las velutinas y hay hasta granjas, pues producen una gran cantidad de proteína. Ahora la tenemos aquí y parece que la costa Atlántica es un nicho ecológico que les resulta muy favorable para vivir. Los ejemplares adultos comen producto vegetal, como las abejas, pero el problema lo tenemos después de primavera cuando crían enormes nidos de entre 15.000 y 18.000 ejemplares. En ese momento necesitan proteína animal para alimentar a las crías y es ahí cuando muestran preferencia por nuestras abejas y asedian las colmenas. Se calcula que cada nido consume un kilo de abeja al día, es decir unas 10.000 abejas. Con tal invasión de nidos se estima que en el área donde están implantadas arrasan entre el 30% y el 40% de las colmenas, además disminuye la cosecha mucho porque las abejas tienen mucho miedo al verse asediadas y no saben defenderse del avispón. El colectivo de los apicultores es el más afectado, pero en septiembre-octubre también sufren los fruticultores y además constituyen un peligro para la sociedad en general.

- ¿Cómo se minimiza su impacto?

-Debemos tratar de convivir con ella a largo plazo. Para ello, disponemos de métodos de lucha bastante rudimentarios y no muy eficaces. En primavera salen las reinas y es importante cazarlas, porque reina que cacemos, nido que evitamos. Ahora no van a las colmenas, sino a las flores, especialmente a las de origen asiático, como las camelias. Todo el mundo que tenga una huerta puede poner una trampa ahora, no es cosa de los apicultores, sino una labor que puede hacer cualquiera entre marzo y junio y es muy importante. A partir de ahí lo que toca es localizar nidos y dar aviso para su retirada. Después, los apicultores disponen de artilugios y trampas eléctricas para defender las colmenas.

- ¿Qué echa en falta?

-Se necesita investigación, que las universidades o los centros de investigación se pongan a trabajar en el tema y busquen mejorar las trampas o métodos de lucha biológica. También podemos esperar a que, con el tiempo, alguno de nuestros pájaros se aficione al avispón y puedan atacar los nidos. En todo caso, debemos trabajar en lucha preventiva, en investigación y en divulgación porque esto no es un problema solo de los apicultores sino de la sociedad en general. También hay que establecer compensaciones para los apicultores por las pérdidas, como mínimo se debería subvencionar la compra de nuevos enjambres.

- ¿Qué papel está teniendo la administración?

-Las administraciones van lentas. Del 23 al 26 de marzo en el Jardín Botánico de Gijón hay unas jornadas sobre velutina en colaboración con la Confederación en Defensa de la Abeja en la Cornisa Cantábrica (CODACC) y espero que sirvan para presionar a las administraciones y que se pongan las pilas porque esto va a más. En 2015 en Galicia se recibieron 5.800 avisos por nidos, pero el año pasado la cifra subió a casi 14.000. Es un problema de medio ambiente y de biodiversidad.

- ¿Por qué tanta pasividad?

-Van poniendo parches, haciendo pequeñas cosas, pero es insuficiente y hay una descoordinación importante. Nos están tomando el pelo. Hace falta más dinero y un organismo único de control que lleve el asunto. A nivel estatal, por ejemplo, ya enviamos varias comunicaciones al Ministerio y la velutina les sonaba a chino, nunca mejor dicho. La desidia es tremenda.

- ¿Qué es lo que sienten los apicultores?

-Impotencia. Creemos que no tenemos la responsabilidad sobre la llegada del avispón. Como especie exótica invasora, a quien corresponde dar soluciones es a Medio Ambiente. Con la globalización cualquier especie puede venir y desencadenar una plaga, por tanto los organismos deben actuar.

- ¿Qué daño hará esta especie al futuro de la apicultura?

-Es difícil evaluar su evolución. Ahora está en plena expansión y no podemos esperar a ver qué pasa, hay que ponerle remedio porque ya está eliminando entre el 30% y el 40% de las colmenas y provocando pérdidas en la producción de miel del 50%. Son cifras bastante concretas, aunque hace falta estudiar más los daños para cuantificarlos bien.

- Al margen de este grave problema ¿qué momento vive la apicultura?

-Es una actividad que está de moda y está entrando mucha gente joven, tanta como en ningún otro sector agrario. Además, los productos de las abejas cada vez son más valorados y los consumidores ya toman miel todo el año y es un producto habitual en las casas. La gente empieza incluso a sustituir el azúcar por la miel. Esta es la parte positiva, la negativa son las epidemias.

- ¿Se puede vivir de ello o es más bien un complemento?

-En España hay zonas con apicultores profesionales, pero en el norte es más un complemento de la renta, además hay muchos aficionados. Eso es interesante porque el verdadero valor de las abejas es la polinización. Son fundamentales para la biodiversidad y esto, por suerte, ya lo entiende mucha gente.

- ¿Hay mucha competencia desleal?

-Creemos que el consumidor está muy desprotegido con la legislación actual y es importante que sepa qué miel consume y de dónde procede. Hay que darle información y que después elija libremente.

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