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"Vinieron a darnos la estocada", afirma el empresario de Coaña al que estafaron

"Lo pintaban muy bonito", dice Jorge González, dueño de la lavandería víctima de los dos detenidos en Gijón por engañar a firmas en dificultades

Jorge González, en la lavandería de Jarrio que dirige. G. GARCÍA

Asegura Jorge González que cuando un empresario atraviesa problemas económicos, todo salvavidas parece una buena opción: "Todo eran facilidades, desde el principio; lo pintaban muy bonito". Sin embargo, acabó siendo una víctima más de dos presuntos estafadores riojanos, especializados en descapitalizar empresas en crisis gracias a sofisticados mecanismos legales. Tras su detención en Gijón, González agradece el trabajo de la Guardia Civil, y afirma que su negocio, una lavandería industrial, aún sufre las consecuencias del engaño: "Estábamos en una situación delicada, y vinieron a darnos la estocada".

Gracias a la denuncia de Jorge González, que regenta una lavandería en Jarrio, la Guardia Civil pudo iniciar una investigación y detener a dos riojanos, acusados de llevarse unos 800.000 euros estafando a empresarios en problemas. Simulaban la compra de los negocios, firmando el contrato ante el notario, y antes de realizar pago alguno, se llevaban todo lo que podían. Tentaron a varias empresas del Occidente simulando ser una firma alavesa, y actuaron, además de en la región, en Andalucía, Cataluña y La Rioja. Cayeron esta semana en la denominada "operación Laundry".

El empresario afincado en Coaña trata de resumir un calvario "muy largo de contar". Todo comenzó en el mes de mayo del pasado año, con los primeros contactos por correo electrónico primero, y por teléfono después. La lavandería no atravesaba su mejor momento. "Buscan un caldo de cultivo específico, con empresas en dificultades", explica Jorge González.

Desde que se firmó el contrato en el notario hasta que debían realizar el pago pasaron unos cuarenta días, que los estafadores utilizaron para actuar como propietarios legítimos de la empresa, y sacar el máximo partido posible. Intentaron cobrar a varios clientes dinero en efectivo, y, al ver que no tendrían posibilidades de éxito, se dieron a la fuga llevándose los dos furgones de reparto, en la madrugada del 7 al 8 de julio. "Ellos actuaban con total normalidad, como si no estuviesen cometiendo delito alguno", recuerda la víctima. Llegaron a transferir esos vehículos y a cobrar por su venta.

A pesar de lograr poner freno a las tropelías de los presuntos estafadores, la empresa ha quedado maltrecha, y sufre las consecuencias del engaño. Aún no han podido recuperar los vehículos, con lo que deben suplir ese servicio mediante alquiler. También hay problemas con la gestión de las cuentas bancarias. "Han generado descubiertos, impago de proveedores, y otros costes que nos siguen causando. Nos han complicado la vida, y aún sufrimos los daños colaterales", reconoce el empresario. Recalca que, además, realizaron movimientos, "para hacernos desaparecer".

Tras la detención, Jorge González muestra alivio, pero también preocupación ante la posibilidad de que este episodio se pueda volver a repetir, una vez los acusados han vuelto a quedar en libertad. "Quiero mostrar mi agradecimiento explícito a las fuerzas de seguridad, al equipo de la Policía Judicial de la Guardia Civil, por su profesionalidad y entusiasmo, a pesar del desamparo judicial con que trabajan", asevera. Critica, además, el hecho de que "el sistema judicial, de alguna manera protege a esta gente, que parece que tienen como profesión complicarnos la vida a los empresarios, más de lo que ya la tenemos".

Ahora, la empresa sigue funcionando, en gran parte, "gracias a los trabajadores y trabajadoras, que no sólo mantuvieron el tipo, sino que realizaron un gran esfuerzo para que no se fuese al traste". Ahora esperan recuperar cuanto antes los vehículos sustraídos, para así afrontar las campañas de Semana Santa y verano con garantías.

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