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El idilio de Sánchez-Ocaña con Tapia

"No pasamos ningún año sin venir", señala el periodista, que lleva cuatro décadas ligado al concejo, al que acaba de donar su biblioteca de Madrid

El periodista ovetense Ramón Sánchez-Ocaña, ayer, en el jardín de su casa de Tapia, con privilegiadas vistas del puerto de la villa. TANIA CASCUDO

Desde hace cuarenta años, el periodista ovetense Ramón Sánchez-Ocaña no perdona su cita con Tapia, la villa marinera que le robó el corazón en la década de los setenta del siglo pasado y donde es feliz en contacto con el mar, paseando por sus "preciosos" rincones o participando en una de las interminables partidas de mus que se celebran en el bar La Terraza. A estas razones de peso que justifican su idilio con Tapia se suma otra más y es la donación de los más de seis mil volúmenes de su colección particular de libros a la biblioteca municipal del concejo.

Cuenta el popular periodista especializado en salud que hace dos meses se convirtió oficialmente en pensionista, lo que le llevó a cerrar el despacho de Madrid en el que trabajó en los últimos años. Allí almacenó cientos de libros de las más variadas temáticas, desde novelas a anuarios y trabajos especializados en arte o medicina. "Una biblioteca es más que una colección de libros, tiene cierto sentimentalismo porque son tus libros, los que has querido tener", precisa Sánchez-Ocaña. De ahí que se le ocurriera plantear la donación al consistorio tapiego, con el objetivo de que estos volúmenes "puedan ser aprovechados por la gente".

En los setenta, su hermano mayor Juan buscaba un lugar con mar para veranear y el periodista, que conocía el pueblo de sus escapadas a Vegadeo para ver a María Luisa Fernández, entonces su novia y hoy su mujer, le recomendó Tapia. Poco después la pareja también se animó a alquilar, primero, y comprar, después, una casa en el barrio tapiego de La Guardia. Desde entonces se habituaron a hacer una escapada por Semana Santa y un retiro de un mes durante el verano. "Me fui organizando para tener un mes sabático y poder venir y trabajar desde aquí; casi todos los veranos escribía un libro en Tapia. La verdad es que no pasamos ningún año sin venir", precisa.

Confiesa que en Tapia lo pasa "muy bien" y desde el principio se sintió integrado en la vida de la villa y bien acogido por los tapiegos, donde cuenta con "amigos de siempre". En la primera época disfrutó enormemente de su afición a la pesca y ahora lo hace con las partidas de mus. "De Tapia me gusta todo. Desde que lo conozco, el pueblo ha rejuvenecido y ha evolucionado muy bien".

Pese a su jubilación, Sánchez-Ocaña no baja el ritmo, sigue madrugando como siempre y no ha parado de escribir. Tiene listo un libro que se titulará "Sepa qué hacer" y trabaja en otro. También sigue intacta su pasión por Tapia.

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