Las tapiegas Miriam López (Serantes, 1974) y Eva Martínez (La Roda, 1972) reciben el XII Premio "Mujer" de Tapia con agradecimiento y conscientes de su papel como representantes del colectivo de las mujeres con discapacidad del medio rural. Por eso, aprovechan esta distinción para pedir más oportunidades: "Queremos que nos tengan en cuenta porque somos capaces de muchas cosas".

El Consejo Local de la Mujer, que concede anualmente este galardón, decidió premiarlas como "ejemplos de superación". Y es que, aunque no lo han tenido fácil, ambas han superado muchas barreras a lo largo de su vida y ahora se muestran felices y satisfechas de los logros alcanzados. El primero de ellos, la formación y apoyo que recibieron en el centro de apoyo a la integración (CAI) Villamil, que gestiona en Tapia la asociación Fraternidad y al que ambas acuden desde hace veinte años. La monitora del taller de restauración del centro, Mari Fernández, pone el acento en el cambio que experimentaron las personas con discapacidad de la generación de Miriam y Eva: "Ellas representan las oportunidades que deberían tener todas las mujeres con discapacidad. Ellas tuvieron una oportunidad y apoyos necesarios y pudieron hacerse visibles, pero otras muchas no tuvieron esa opción y se quedaron y se siguen quedando en sus casas".

"Venir a Fraternidad supuso mucho cambio para mí, trabajaron mucho para enseñarnos", precisa Eva, con el respaldo de Miriam. Ambas se conocen bien, solo se llevan dos años de diferencia y se han pasado media vida juntas. Ahora comparten sus días en el taller de restauración, la especialidad que más les gustó de cuantas oferta el CAI Villamil.

Aunque conocen a la perfección todas las fases del trabajo de restauración, están especialmente dedicadas a la sección de acabados. Nunca jamás habían pensado en recibir formación en la restauración de muebles, pero han descubierto una ocupación que las encanta. "A mí lo que más me gusta es dar tinte y empapelar los baúles", precisa Miriam.

En compañía de Mari, una de las personas que mejor las conoce y en la que se apoyan para resolver los problemas del día a día, ayer repasaron los pequeños grandes logros superados a lo largo de su vida, como por ejemplo la opción de tener autonomía a la hora de vestirse y maquillarse o llegar a tener pareja, en el caso de Miriam. También quedan algunos sueños y retos por conseguir como la independencia. "Aún hay mucho por lo que luchar", reconocen estas dos mujeres que el 1 de julio recibirán en el auditorio tapiego el reconocimiento y respaldo de sus vecinos.