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Los Oscos piden una acción "contundente y urgente" para poner a raya al lobo

"Siempre hubo, pero ahora parece que han adquirido más derechos que nosotros", dicen los ganaderos, que ven "insuficiente" el plan de gestión

Ganaderos y autoridades locales participantes en la reunión sobre el lobo en Villanueva de Oscos. G. GARCÍA

Los ganaderos de los Oscos aseguran haber llegado a una situación límite, en la que se plantean la propia continuidad de su actividad. El problema es el lobo, un depredador que, dicen, ataca sin cuartel sus explotaciones, merma sus ganaderías y pone en peligro todo el sector. Profesionales y autoridades locales reclaman medidas urgentes para controlar la población del cánido, cuya presencia sienten cada día más cercana, y quieren que se actúe de forma coordinada y contundente. "Nadie quiere eliminar al lobo, pero sí controlarlo, mejorar su gestión", aseguran en la comarca, donde se teme que, de otro modo, continúe aumentando la tensión "hasta extremos indeseables".

Dicen los lugareños que lobo "siempre hubo". En los Oscos, donde predomina la ganadería extensiva, el depredador se encontraba tradicionalmente en las zonas altas, y causaba daños, pero de poca entidad. En los últimos años la situación se ha agravado: se detecta su presencia cerca de los pueblos y las casas, hay un mayor número de ejemplares, y los ataques son continuados y, en muchas ocasiones, reinciden sobre una misma explotación. Todos guardan en sus teléfonos móviles imágenes de sus animales devorados. El plan de gestión del lobo permite dar caza en la comarca a dos ejemplares, lo que se considera a todas luces insuficiente por parte de los afectados.

"Aquí hay un problema muy grave, y debemos afrontarlo unidos, tanto los ayuntamientos como los políticos a nivel regional. Parece que el lobo ha adquirido más derechos que los propios ganaderos", apunta José Antonio González Braña, alcalde de Villanueva de Oscos, muy preocupado por el futuro de un sector "esencial" en la zona. "Estos ganaderos son los que cuidan el paisaje, que es de lo que principalmente se vive aquí. Sin ellos, todo sería monte". Reclama que se actúe, más allá de compensar los daños que sufren en sus explotaciones: "Los afectados no quieren cobrar, quieren que no haya tantos lobos, y que no haya tantos daños. Están atacando en los pueblos un día sí y otro también, pueden llegar a las personas", alarma el Alcalde.

Las pérdidas son cuantiosas, sobre todo para aquellos profesionales que han perdido un gran número de cabezas. Es el caso de Mario Martínez, a quien el lobo ha dejado un balance de 22 animales muertos y nueve heridos desde el mes de febrero. "Supone un treinta por ciento de esa ganadería", apunta, y advierte de que, "si no se toman medidas, si no se ataja el problema ya, el año que viene tendremos una situación el doble de grave, y al siguiente, tres veces más".

El caso de Antonio García, que tiene su ganado en la zona de La Garganta, también es de "mucha tristeza". Hace unos años decidió apostar por el asturcón, aunque se ha encontrado con serias dificultades. Ha perdido 14 caballos en dos años, que en su caso no se pueden reponer; "no hay dónde comprarlos", dice. Este ganadero se desvive por mantener atendidas sus fincas, ante la posible llegada del depredador: "Estoy con los animales hasta que se hace de noche, y vuelvo al amanecer. Pero eso no basta", lamenta.

Y es que los problemas de gestión del ganado son otro de los perjuicios que deben soportar. "Los problemas de manejo son terribles. El nivel de estrés y las pérdidas económicas son elevadísmos. Deben estar continuamente pendientes de cuidar a su ganado, no pueden aprovechar sus tierras, sus montes. Es muy triste", asegura González Braña.

"¿Cómo quieren que vivamos los ganaderos en la zona rural? Esto es como ir para la cama pensando que viene un ladrón a robarte, y no le puedes decir nada. No vives", relata José Jardón Queipo, que sufrió en menos de veinte días la pérdida de nueve animales, más otros dos desaparecidos. "No se puede vivir, por la noche cuidando el ganado y por el día, trabajando", subraya. Y pone en tela de juicio la supervivencia del sector si no se actúa de manera urgente: "Yo tengo un hijo ganadero, pero sé que con esto no tiene futuro. Si no se toman medidas de verdad, se convertirá en un desastre, la gente va a abandonar", dice. "Es insostenible", le apoyan sus compañeros.

"Hay que darse cuenta de que no podemos guardar el ganado, es inviable. El modelo es el de ganadería extensiva, el tradicional. Pasar a cebaderos industriales sería un problema ambientalmente gravísimo", afirma Javier Pérez, concejal en Villanueva de Oscos y ganadero, que hace hincapié en una vertiente aún más peligrosa: "El lobo puede convertirse en un problema de seguridad ciudadana", especula. "Ha llegado a los pueblos. Nadie advierte a los turistas de que no es seguro caminar cuando se acerca la noche, como sucedía hace siglos".

La solución que proponen en los Oscos pasa por controlar de una forma "más contundente y con carácter de urgencia" la población de lobos en la zona, con dispositivos especiales, involucrando a cazadores, para poner freno a los ataques. "La gente está harta. Es una situación honesta, real y razonable. El Principado sabe que hay un problema y que hay que actuar; no sólo cumplir el plan de gestión del lobo, que indica abatir dos al año en esta zona, sino hacer una actuación especial", asegura el Alcalde de Villanueva, quien añade que es la opción que respaldan, asimismo, los regidores de San Martín y Santa Eulalia de Oscos.

Los ayuntamientos de la comarca han tomado decisiones sobre el asunto. "Hemos instado al Principado a actuar, y hemos comunicado a la Consejería la gravedad del asunto, porque, por temas de seguro, no tienen los datos de todos los daños", explica Javier Martínez, alcalde de San Martín y también ganadero. Además, ya se han mantenido reuniones con los propios ganaderos afectados, con la Federación Asturiana de Concejos, y ha habido contactos con el Principado. "Tenemos como consejero a Fernando Lastra, que parece que está tomando cartas en el asunto. Pero debe hacerse de una forma urgente", reclama el regidor, que califica la situación como de "emergencia social en la zona rural, que en los Oscos está llegando a unos límites insostenibles", concluye.

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