A buen recaudo en una nave municipal de Castropol, y sobre piezas de madera creadas especialmente para la ocasión, descansa el mayor cañón de artillería catalogado en Asturias. La pieza aguarda así su restauración, una operación impulsada por el Consistorio local que ya ha superado su primera fase: traer de vuelta a casa esta joya del patrimonio local, tras su estancia durante tres décadas en el depósito que el Ministerio de Fomento tiene en Valdés. Ahora toca analizar su estado, trabajar sobre la pieza e incluirla en la ruta histórica y arqueológica que se pretende crear entre Figueras y el campo de concentración de Arnao.

El cañón tuvo protagonismo durante la Guerra de la Independencia, durante la cual fue arrojado a la ría del Eo, para pasar a formar parte, como un elemento más, de esta zona de la costa asturiana. La pieza se retiró de la cala conocida como playa del Cañón durante las obras de construcción del puente de los Santos, y desde 1987 hasta hace apenas unos días estuvo depositada en Valdés. El proceso para recuperarla ha sido "difícil y largo", dice el responsable del proyecto, el arqueólogo Valentín Álvarez, pero ha merecido la pena por el valor histórico que tiene este cañón.

"Es interesante porque es un cañón de gran tamaño y grosor. Y posiblemente, a falta de los estudios pertinentes, se trata de una pieza extraña dentro de su tipología. Parece que puede ser una pieza construida en la primera mitad del siglo XVIII en la fábrica de artillería de La Cavada, en Cantabria, y no se tienen reconocidas en España creaciones similares", apunta el arqueólogo responsable. También añade el valor histórico al conocerse sus vicisitudes, y por la importancia sociológica que tiene. "Fue reconocido por la gente, hay una historia escrita y social", añade Álvarez.

Una vez asegurada la guarda y custodia del cañón, y su mantenimiento adecuado, se procederá a trabajar en su limpieza, restauración e instalación como una pieza histórica y arqueológica. "El lugar ideal sería la zona de la Atalaya; estamos estudiando la forma de exponerla que garantice su protección, y para que sirva para contar a la gente lo que sucedió en este punto de la costa", añade Álvarez.

De hecho, se piensa en toda una ruta histórica, que contaría con elementos como el fuerte de Arroxo o la punta de la Cruz, donde se ubicó una barbeta, y una batería artillera de la Guerra Civil, elementos todos ellos relacionados con la defensa de la ría del Eo. "Es un proyecto muy bueno. El concepto es singular, porque se aúnan muchas cosas que están poco tratadas", remata el arqueólogo.

El equipo de gobierno local apuesta decididamente por este plan, para el que ha contado con la ayuda y colaboración de los vecinos a través de una comisión de trabajo. "Es un recurso único, por el que queremos apostar con toda decisión", asegura Ramón González, concejal de Obras de Castropol.