La ría del Eo registra este año una invernada de aves acuáticas relativamente buena, tanto en cifras como en diversidad, aunque muy alejada, en todo caso, de los años de esplendor, en consonancia con lo que sucede en el resto de Asturias y de España, y en correspondencia con la tendencia generalizada en las aves acuáticas europeas a retraer sus áreas de invernada hacia el noreste y, en consecuencia, a desplazarse menos al Sur y en cifras más bajas.

El censo de este año, realizado el pasado sábado por la Consejería de Medio Natural en colaboración con el grupo SEO-Asturias de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), dio un número global de 2.793 ejemplares y una riqueza de 39 especies. Destaca la presencia de especies inusuales, como el zampullín cuellirrojo, el morito común y el porrón acollarado (también hay cuatro silbones americanos invernantes, aunque no fueron vistos durante la realización del censo), junto con las buenas cifras de silbón europeo, con 800 ejemplares (muy por debajo de los máximos históricos de este ánade, pero entre los mejores datos del siglo XXI); espátula común (21) -que tiene en el estuario astur-galaico su primera zona regional de invernada-; águila pescadora (las dos invernantes habituales, "Panchita" y "Virgilia", ambas identificadas con anillas de colores, acompañadas por dos "extrañas" sin marcas); archibebe claro (72), y charrán patinegro (nueve individuos). La garcilla bueyera (95), que mantiene un aumento sostenido en la rasa costera occidental, queda, no obstante, este invierno por debajo de sus mejores cifras.

Las limícolas, con 11 especies, son el grupo más diverso, seguido de las anátidas, con 10, aunque estas últimas aglutinan el grueso del censo: 1.658 ejemplares, un 59,36 por ciento del total de aves registradas. La especie más abundante, con diferencia, es el silbón europeo (800), seguido del ánade azulón (519), el correlimos común (303), el ánade rabudo (162) y la cerceta común (148). Ocho especies están representadas por un único individuo y otras ocho quedan por debajo de la decena.

Es significativo el bajo número de ánade rabudo (162) -junto con el silbón, uno de los "responsables" de la alta valoración del Eo como lugar de invernada de aves acuáticas- y de zampullín cuellinegro (12), que no se ha recuperado del golpe que supusieron los cambios ambientales derivados de la construcción del espigón de Ribadeo, que alteró las corrientes y la sedimentación.