Carlos Villán Durán, presidente de la Asociación Española para el Derecho Internacional de los Derechos Humanos (AEDIDH), vivió en Luarca desde los 7 hasta los 17 años. Su casa estaba en la calle El Pilarín. Siempre que puede, hace algo por la villa. Ayer volvió a cumplir presentando en la capital de Valdés el libro "El derecho humano a la paz y la (in)seguridad humana", una obra con repercusión mundial.

- ¿Qué aporta este libro al mundo?

-Cuando hablamos de paz, se nos viene a la cabeza la ausencia de guerra. Es la primera condición para la paz, pero no es la única porque la paz es la ausencia de todo tipo de violencia, la armada y la estructural.

- ¿Cuál es la violencia estructural?

-Se produce por las desigualdades económicas y sociales. Si existen éstas, no es posible el derecho a la paz. Hay más de 850 millones de seres humanos que pasan hambre todos los días y muchos de ellos morirán. La mayoría son mujeres y niños. Además, está la violencia cultural. Vivimos en una cultura de violencia. No nos damos cuenta porque forma parte de nosotros. Cuando un hombre pega a una mujer en la intimidad es violencia de género y ésta violencia es mundial porque el mundo está construido sobre una estructura en la cual la mitad de la Humanidad, los hombres, domina por la fuerza a la otra mitad, las mujeres. No habrá paz mientras el mundo esté concebido así.

- ¿Hay solución?

-Debemos invertir en cultura de paz y en eliminar las desigualdades económicas y sociales.

- ¿De dónde saldrán los recursos?

-De un desarme mundial, progresivo y controlado por la ONU.

- ¿Algo utópico?

-Lo que hay detrás de las armas es un negocio y, como todo negocio, es desmontable. Sólo hace falta voluntad política.

- ¿Qué puede hacer un ciudadano desde su casa para invertir en paz?

-Si es hombre, debe hacerse una reflexión muy profunda: ¿qué puedo hacer para que no haya violencia en mi casa, en mi portal, en mi barrio, en mi pueblo? La violencia de género está oculta y hay que denunciar todos los casos.

- ¿Es suficiente lo que se hace y se invierte en España para frenar la violencia en las familias?

-No, y las medidas no son las mejores. Hay que mejorar las políticas de protección de la mujer y de los menores. Muchos jueces dan la tutela de niños a padres violentos a pesar de que son padres violentos... Hay una falta de sensibilidad judicial, policial y de la sociedad. Eso no puede ser.

- ¿Está de acuerdo con la prisión permanente revisable?

-Con eso no arreglamos nada. La pena está para rehabilitar al condenado. Eso sí, hay personas enfermas mentales a las que se debe dar un tratamiento. El juez debe establecer un mecanismo para su sanación psicológica.

- Los planes de estudio, ¿educan para la paz?

-No. El Gobierno suprimió esta asignatura. Espero que pronto se vuelva a reintroducir.