No faltó de nada en el gran circo que se montó ayer en Jarrio, en el polideportivo del colegio Darío Freán. Desde los acomodadores y repartidores de palomitas de maíz hasta los mimos y payasos que hicieron reír al respetable, pasando por los forzudos, los magos, las pitonisas y el espectáculo de las focas, todos pasaron por la pista central del espectáculo. Toda una fiesta la de este Carnaval escolar, en el que, además de alumnos y maestros, tuvieron una participación muy importante las familias.

A mediodía comenzó el desfile desde las aulas del centro hasta el polideportivo, donde todo estaba preparado para acoger tan colorida celebración. Tras una presentación al ritmo de la música, cada clase fue representando aquello de lo que iban caracterizados, con las madres y los padres, y el resto de familiares, aplaudiendo cada actuación.

"Cada año seleccionamos una temática, y en esta ocasión nos decantamos por el circo, que nos ofrece muchas posibilidades", explicó la directora del colegio coañés, Mari Luz Álvarez. Cada curso eligió un tipo de personajes, para dar como resultado una obra coral, donde todos han tenido participación.

"La gente lo vive con entusiasmo, es una actividad que gusta mucho y participan mucho las familias porque los disfraces se realizaron en diversos talleres en las últimas semanas, con material reciclado que aporta el colegio", señaló Álvarez, muy satisfecha con el resultado final. "Es una manera de que toda la comunidad sea partícipe de esta fiesta del Carnaval", añadió la directora del centro. Después, alumnos, maestros y familias disfrutaron de una gran comida comunitaria.