Los ganaderos esperan que la llegada del mes de abril venga acompañada de sol para poder sacar sus reses a los pastos de primavera y también para que los ejemplares que se preparan para participar en el Concurso Nacional de la Raza Asturiana de los Valles, que se celebrará a finales de mes en Cangas del Narcea, luzcan su mejor pelaje.

Es, al menos, el deseo de Ángel Berdasco, de Fonceca, que con 22 años está al frente de una ganadería de 180 cabezas de la raza asturiana de los valles y es uno de los ganaderos más jóvenes que participan en el certamen. "A estas alturas lo que necesitamos es que venga sol para que se mejoren las capas de los animales, les ayuda a clarear el color y a marcar rasgos distintivos de la raza, como son las ojeras y las patas negras; se ponen más expresivos", aclara Berdasco.

Durante todo el año se cuida al detalle la alimentación de los animales que participarán en el concurso y, en la recta final, son la estética y el comportamiento los aspectos en los que se hace más hincapié. El sol, los cepillados para mejorar el pelaje, y la práctica de movimientos y de obediencia para conseguir una buena presencia en la pista es el trabajo extra que debe desarrollar una ganadería de concurso.

"Participar es una afición, da ánimos para seguir trabajando. El poder competir con los mejores de la raza y ganar es la máxima aspiración de un ganadero porque supone la mejor publicidad para vender animales de vida", señala Ángel Berdasco.

El principal semental de la ganadería, "Señor"; la novilla "Airosa", y la vaca "Medalla" son los animales que llevará a concurso. Algunos ya han recibido reconocimientos locales y la repercusión se nota. "Mucha gente está interesada en llevarse terneros hijos de 'Señor' para sementales, nosotros apostamos por tener alta genética y ahora estamos llegando; es un orgullo que la gente quiera mejorar su explotación con tus animales", subraya.

Berdasco heredó la ganadería de sus padres y con 18 años ya tuvo claro que quería incorporarse al sector y realizó una fuerte apuesta invirtiendo en una estabulación más grande y en más cabezas. Junto a él aún trabaja su madre y, desde hace un año, también su pareja, Diana Suárez, que, si bien continúa formándose a distancia, prevé incorporarse en el futuro a la ganadería junto a Ángel Berdasco. Reconoce que es un trabajo duro, al que se le debe dedicar muchas horas y con el que ella no estaba familiarizada, pero asegura que "me gustan los animales y estoy contenta con mi trabajo aquí".