De camino a Vegadeo, el director de la Real Academia Española (RAE), Darío Villanueva, recibió el informe de circulación de la edición en línea del diccionario relativa a abril: "Hubo sesenta millones de consultas sólo en el mes, y cerramos 2017 con 750 millones de consultas desde todo el mundo". Los datos avalan la popularidad de la herramienta digital, y de ahí los cambios previstos para la 24ª edición del diccionario: "Va a ser una edición revolucionaria. Aunque ahora tenemos un diccionario digital, procede de un libro, pero la nueva edición será al revés. No obstante, habrá tirada en papel porque nosotros no creemos en la muerte del libro".

Villanueva (Villalba, Lugo, 1950) participó ayer en Vegadeo en el décimo Foro Comunicación y Escuela impartiendo la ponencia "Cómo se hace un diccionario de la lengua", seguida por un grupo de alumnos de los institutos Elisa y Luis Villamil, de Vegadeo; Galileo Galilei, de Navia, y Carmen y Severo Ochoa, de Luarca. Empezó la charla dispuesto a contar a los alumnos una historia de 305 años, que se remonta a la fundación de la Academia en 1713.

"Es un diccionario que ha visto pasar cuatro siglos. No hay otro diccionario en el mundo con esa continuidad y que tenga ese valor de referencia para una comunidad de hablantes tan extensa", indicó Villanueva haciendo hincapié en que, pese a los cambios propios de la lengua, el diccionario es el mismo que en su origen.

Villanueva quiso que los estudiantes comprendieran que se trata de una herramienta para una comunidad de hablantes que supera a España. "Nosotros somos el 8% de los hablantes de español en el mundo, por tanto no podemos imponer un diccionario con las palabras que son nuestras", explicó refiriéndose a la polémica suscitada por la inclusión de la palabra "amigovio", muy popular en Hispanoamérica.

Tampoco obvió otras batallas de la institución como las generadas a raíz de ciertas palabras "ofensivas" que incluye el diccionario: "Usamos la lengua para portarnos bien, pero también para ser canallas e insultar. Eliminar esas palabras sería hacer un diccionario falso y angelical que no tendría nada que ver con la lengua real", explicó. En iguales términos contestó a una joven que le preguntó por qué no se eliminaban acepciones como "sexo débil": "No sería mejorar el uso del idioma, sino mejorar la sociedad, y para eso hay que usar otros mecanismos. El diccionario no las ha inventado, son palabras que se usan". Y aprovechó para despejar una duda por la que le preguntan con frecuencia: "La palabra 'cocreta' no está en el diccionario; parece que está, pero no, y es sencillo comprobarlo".

El director de la RAE no se marchó de Vegadeo sin lanzar un dardo más contra el uso abusivo de términos en inglés "o de hacer esa solemne estupidez de mandar a un festival que se ve en todo el mundo una canción en lengua inglesa, para encima quedar últimos".