Severo Ochoa era "todo un caballero, de los que ya no hay", tremendamente educado, que hablaba con serenidad, sencillo e interesado por la cultura. Además de un extraordinario científico. Así describe al premio Nobel valdesano el también investigador Ginés Morata. Mantuvieron una estrecha relación durante muchos años, y Morata guarda de él un gran recuerdo: "Era un personaje completo", resume.

El almeriense Ginés Morata, premio "Príncipe de Asturias" de Investigación Científica y Técnica en el año 2007, es biólogo e investigador, y entre sus últimos logros se cuenta su ingreso en la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, siendo el noveno español que lo logra. Ayer visitó el instituto valdesano, donde descubrió a los alumnos los últimos avances en genética y también habló de Ochoa, dentro de los actos de conmemoración de su fallecimiento.

Morata estudia en la actualidad el desarrollo de los tumores cancerígenos, a través de la mosca del vinagre. "En un futuro encontraremos algo que sea útil para que los médicos puedan mitigar la enfermedad en las personas", señaló. El biólogo se mostró muy crítico con la política científica desarrollada por el ya extinto gobierno de Mariano Rajoy, calificándola como "un verdadero desastre; es difícil hacerlo peor", y pidió al nuevo ejecutivo de Pedro Sánchez más apoyo. "Esperemos que sea un cambio positivo", declaró.

Además de mostrar a los alumnos cómo la ciencia puede ayudar a crear nuevas especies y alargar la vida de los seres humanos, Morata desveló la parte humana de Severo Ochoa. Su mujer, Charo Martín, era secretaria del científico luarqués: "Era extremadamente humilde. Envió cartas rechazando un título nobiliario al no considerarse digno", dijo Morata, que le guarda "una tremenda admiración".