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Árboles para todos en Jarrio

"Es importante que conozcan y aprecien la naturaleza", dicen en el colegio coañés, que repartió ejemplares de su vivero

Silvia Rodríguez y Beltrán Iglesias, en el vivero del colegio Darío Freán de Jarrio. G. GARCÍA

En el colegio Darío Freán de Jarrio cada alumno regresó ayer a casa con un nuevo compañero, un árbol. Si lo cuidan y lo tratan con el amor debido, estará con ellos para siempre. La particularidad es que cada uno de los acebos, robles, laureles o pinos que se repartieron ha sido criado en el propio centro escolar, que mantiene activo desde hace diez años un vivero. "Los niños recogen los pequeños árboles que nacen en el patio o en su casa, los traen y los cuidan durante todo el año", explica Ángel González, el maestro que dirige esta experiencia.

El reparto de árboles entre alumnos, pero también entre el claustro, sirvió para conmemorar el Día Mundial del Medio Ambiente. Los escolares no pudieron salir a Mohías a realizar la actividad de plantación que estaba prevista a causa del mal tiempo, pero sí dieron un pequeño árbol, en su maceta, a cada compañero.

A pesar de que son varios los jóvenes que colaboran en el vivero, Silvia Rodríguez y Beltrán Iglesias son los principales encargados de su gestión. "Tenemos en el patio unos acebos muy grandes, de los que surgen árboles más pequeños que traemos hasta aquí y los ayudamos a crecer. Les quitamos las malas hierbas y los regamos cuando pasa mucho tiempo sin llover", cuenta Rodríguez. A Beltrán Iglesias el vivero le da "tranquilidad": "Me gusta ver cómo las plantas crecen y florecen", asegura el escolar coañés.

De los pequeños acebos trasplantados y de las casi doscientas bellotas sembradas han salido los árboles, que se han dispersado por todo el concejo de Coaña. "Ante la situación que vivimos en estos momentos, en que el medio ambiente se ve afectado por fenómenos como el cambio climático, es imprescindible que conozcan cada árbol, la naturaleza, y que se mentalicen de la importancia de su plantación para el entorno", asegura Ángel González.

El maestro cree que una vez que los niños hayan completado este primer proceso, estarán más unidos a la naturaleza: "Podrán conservarlos, apreciarlos y cuidarlos". Y tendrán un amigo para toda la vida.

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