El alcalde de Cudillero, Ignacio Escribano, lanzó ayer un mensaje de tranquilidad tras la parada de la depuradora de la capital del concejo. Según Escribano, la evacuación actual de las aguas fecales "está controlada por personal especialista".
La estación depuradora de aguas residuales de Cudillero se paró el pasado martes a raíz de los desprendimientos que se produjeron en el talud ubicado justo detrás. Para garantizar la seguridad de los trabajadores que deben instalar la malla protectora, la depuradora ha parado de funcionar. Las obras tiene un plazo de ejecución de cuatro de meses y durante este tiempo, "el agua residual se evacuará tras un desbaste previo a través del emisario submarino a 488 metros de la costa", según informó el Principado. Esto obliga a la Agencia de Sanidad Ambiental a extremar la precaución para evitar la presencia de contaminación en las aguas y playas cercanas. De momento, según el gobierno municipal, no hay incidencias.
Los desprendimientos en el talud que hay detrás de la instalación se registran desde el pasado mes de febrero. Los daños afectaron primero a una parte del edificio. Entonces, se decidió enviar los lodos a la depuradora del Bajo Nalón. Los continuos argayos dañaron más tarde la instalación eléctrica y de control e incluso llegaron a la carretera que linda con la depuradora. Esta situación obligó al Principado a suspender la actividad de toda la maquinaria hasta que la empresa contratada para hacer las obras de estabilización del talud finalice los trabajos.
La actuación tiene carácter urgente, lo que garantiza su ejecución en el menor plazo de tiempo posible. La Consejería de Infraestructuras destina más de 500.000 euros a esta obra, que durará todo el verano.
