La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

CÉSAR DE HARO | Director del Instituto de Biología Molecular Eladio Viñuela (Madrid)

"Severo Ochoa fue un gran embajador de España, ya quisiéramos tener más españoles así"

"Con Pedro Duque hay esperanza porque la ciencia está en el Consejo de Ministros, algo que no ocurría desde hace años"

César de Haro, ayer, en Luarca. A. M. SERRANO

El investigador y director de Instituto de Biología Molecular Eladio Viñuela, César de Haro (Madrid, 1950), visitó ayer Luarca para hablar de su maestro, el Premio Nobel de Medicina Severo Ochoa. En su charla, organizada dentro de programa "Ciudad ciencia", destacó el lado más humano del reputado científico valdesano, con el que trabajó 18 años.

- ¿Desconocemos a Ochoa?

-Se conoce poco su perfil humano. También es cierto que era una persona que no dejaba conocer si no entrabas en su círculo íntimo. A mí me impresionó siempre su sencillez y su humildad. Su laboratorio siempre estaba abierto y en el bar de barrio en el que solíamos comer, la gente se acercaba mucho para pedirle autógrafos. Nunca rechazó a nadie. Era una persona cariñosa y muy amiga de sus amigos. Los que estábamos cerca de él le decíamos que era un genio, pero él rechazaba esta idea. Decía que solo había conocido a un genio en su vida: Santiago Ramón y Cajal.

- ¿Cuál fue su secreto para llegar a lo más alto de la ciencia?

-Trabajar mucho y tener un talento especial para saber enfrentarse a los problemas y darles una solución. Él puso la piedra en el desarrollo de la biología molecular. Desde el punto de vista científico, fue un trabajador importantísimo.

- ¿Se reconoce su trayectoria y hallazgos en su España natal?

-Poco. En realidad, esto ocurre con todos los científicos. No tenemos mucha importancia... ¿Para qué se va a dar importancia al científico? Severo Ochoa debería tener más reconocimientos en su país; y su municipio de origen, Valdés, debería estar orgulloso, mostrar orgulloso sus hallazgos. Ocho debería ser un icono para Luarca.

- Trabajó 18 años en su equipo. ¿Cómo hablaba de la villa donde nació, Luarca?

-Logró la nacionalidad norteamericana y, sin embargo, nunca dejó de pensar en España, en Asturias y en Luarca. Era un español a tope, un gran embajador de España. Ya quisiéramos que hubiera más españoles así.

- ¿El trabajo de Severo Ochoa fue decisivo para que España se iniciara en la investigación molecular?

-Tuvo una gran influencia y, efectivamente, fue determinante para que en España se empezara a investigar, para que se tomara más en serio el beneficio de la ciencia. Hay que pensar que cuando logró el premio Nobel, en 1959, aquí apenas se investigaba. Pero él era muy tenaz y logró su propósito. Hoy tenemos en Madrid un Centro de Biología Molecular que lleva su nombre.

- ¿Cómo está la ciencia en España?

-Pasa por un mal momento a pesar de que tenemos a una generación muy preparada y con mucho potencial. Lo que ocurre es que fallan los recursos. No son suficientes. Severo Ochoa aspiraba precisamente a lo contrario: a que España lograra estar al nivel de países vecinos como Alemania o Inglaterra. Hoy en día es muy difícil hacer carrera científica en España. Aquí se invierte lo mínimo posible.

- ¿Cómo explica el desapego político a la inversión en ciencia si es conocido que ésta es el motor de desarrollo?

-Porque sus resultados no son de hoy para mañana. La ciencia y el avance científico necesitan tiempo. Los políticos invierten hoy y quieren ver el resultado lo más pronto posible. "¡Qué investiguen ellos!", que diría Miguel de Unamuno. Es un gravísimo error. Hace quince años estábamos un poco mejor en inversión científica y eso se notó más tarde. Subió el nivel de valores en innovación y desarrollo. En ciencia hay que ser paciente y regar para que salgan los frutos.

- ¿La sociedad reconoce la profundidad de esta idea?

-Estoy seguro de que, si la gente tuviera más conciencia de ello, los políticos darían su brazo a torcer.

- ¿Qué opina de nuevo ministro de Innovación, Ciencia y Universidades, Pedro Duque?

-Con él hay esperanza. La ciencia está sentada en el Consejo de Ministros, algo que no ocurría desde hace años.

Compartir el artículo

stats