"No, hoy no hay que pagar. Invita la casa". Es lo que escuchaban ayer los clientes que se acercaron, como hacen a diario desde hace décadas, a la panadería de Pedro García y Leonor Cancio, en Santa Eulalia de Oscos. Como gesto hacia su clientela, decidieron despedirse regalando su trabajo, un detalle de agradecimiento por el apoyo durante todos estos años. Este establecimiento familiar, histórico de la comarca, cerró ayer sus puertas con un sabor agridulce. "Por un lado, estamos contentos porque tendremos más tiempo libre; por el otro, da pena cerrar y dejar de tratar con nuestra clientela", reconocía el matrimonio.

La pareja lleva al frente del negocio más de 35 años, en los que, aseguran, nunca se han tomado unas vacaciones. Sólo el descanso de los domingos, para coger aire, y poder repartir así el pan por los Oscos, pero también por los concejos vecinos. Un papel, el de panadero rural, que va mucho más allá del simple reparto. "Llega un punto en el que ya formas parte de la familia de los clientes, tienes mucha confianza, y la relación es muy estrecha", explica Pedro García, visiblemente emocionado. "Son muchos años de trabajo, de trato con la gente, y de tener una ética de trabajo lo mejor posible", añade, momentos antes de cargar, por última vez, su furgoneta con pan recién horneado.

Trabajar las 24 horas

La decisión de echar el cierre a la panadería viene de la necesidad de tomarse un respiro y "recuperar el tiempo perdido", lo que harán juntos "viajando, conociendo lugares nuevos y estudiando lo que hasta ahora no hemos podido hacer", dice Leonor Cancio, que también muestra emociones contrarias: "Por un lado te da pena, pero por el otro ves que te podrás dedicar a hacer algo más que trabajar las 24 horas del día, como hasta ahora". Y es que la panadería siempre tenía abiertas las puertas a los clientes, ya fuesen vecinos o visitantes, que aprecian el sabor de este pan "de toda la vida".

Los clientes entraron ayer en el establecimiento, inundado por un intenso olor a pan recién hecho, sabiendo que era la última vez que lo harían. "Me da mucha pena que cierren. Tenemos una amistad familiar desde hace muchos años, y tienen un producto de primera calidad", dijo Balbino Cotarelo, que deseó a los dueños de la panadería "lo mejor" para el futuro. Las últimas hornadas del pan de Pedro García y Leonor Cancio, pan de "Santalla", estuvieron muy bien repartidas, entre una boda en Fonsagrada, y decenas de vecinos, amigos y familiares que quisieron arropar a la familia en el punto y final de mucho más que un negocio.