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"Será un desastre", dicen los vecinos sobre la clausura de la térmica de Soto de la Barca

Los habitantes de la zona se resisten a aceptar que la empresa que genera más de cien empleos directos y otros tantos indirectos pueda cerrar

"Si cierra, nos mata", "sería un desastre para toda la zona", "si para, en Cangas del Narcea y Tineo no quedará nada". Así de tajantes son los vecinos de Soto de la Barca (Tineo) ante la perspectiva de que la central térmica pueda echar el cierre en 2020, una posibilidad que se resisten a asumir y que prefieren ver como una opción que no llegará a hacerse realidad.

Aunque en los últimos años la carga de trabajo de la central no se asemeja a la de décadas atrás y tan solo da empleo a unas 150 personas de forma directa -un centenar de ellas de la empresa matriz, unas 30 de la contrata y, el resto, de empresas externas-, indirectamente genera otros tantos puestos de trabajo en los negocios de la zona y en el propio transporte de mercancías. Así, su cierre no solo afectaría a sus trabajadores, sino que pondría en serio peligro la economía de la comarca en su conjunto, alegan.

"Nos afectaría mucho a toda la zona. Cuando tiene parones ya lo notamos, no hay camiones, que siempre tienen que parar para desayunar o para comer", señala Manuel Ángel Menéndez, que regenta La Casera, el único bar restaurante del pueblo. Y asegura que eso no solo le afecta a él, como único local del pueblo, sino también a los establecimientos situados a lo largo de todo el corredor del Narcea. "Confío en que no llegue a cerrar y que inviertan en ella, pero, si cierra, nos mata".

A un par de kilómetros de Soto de la Barca, en el pueblo de Casares, hay más negocios a pie de carretera. Ángel Forcón tiene una empresa de construcciones y seis de sus empleados realizan trabajos en la térmica. "Son más de 100 los empleos indirectos que genera la central, si desaparece nos quedamos sin nada en la zona", señala.

Luz Divina Álvarez, que regenta una tienda de comestibles y ferretería, asegura que también ellos se verán perjudicados. La mayoría de las compras que se realizan en el comercio son de gente de los pueblos cercanos, pero considera que el despoblamiento que generaría el cierre de la central las haría disminuir considerablemente. Además, Álvarez asegura que la eléctrica también recurre a ellos para adquirir material de ferretería y vestuario, en alguna ocasión. "No sé qué pasará, pero estamos desencantados, yo quiero creer que no cerrará", destaca.

Francisco Iglesias, vecino de Soto de la Barca, trabajó en la central térmica desde el año 1969 hasta su jubilación. Asegura que la empresa "dio mucha vida a la zona y a las minas", pero ante la posibilidad de que cierre considera que "quedará todo a la deriva; no hay alternativas", lamenta. No entiende que en España se esté planteando acabar con la generación energética térmica cuando "en Europa están recuperando las centrales", señala.

"Será un golpe fuerte porque, aunque hay poca gente trabajando, son familias de aquí que viven de ello", añade Margarita Fernández, vecina de la localidad tinetense.

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