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Tapia le pone sal al Carmen

"No se ve el montón de trabajo que hay detrás", dicen los alfombristas en el tintado del producto que usarán en sus creaciones

Los vecinos comprueban el color de la sal a su salida de la hormigonera en la que se realizó la mezcla, ayer, en el almacén municipal. T. CASCUDO

"Si se viera el montón de trabajo que hay detrás de las alfombras...", suspira Natividad Fernández mientras observa el rudimentario proceso con el que se tiñe la sal que dará color a las alfombras del día grande de las fiestas del Carmen. Y es que el tintado del producto protagonista de los mantos tapiegos se hace en una hormigonera del Ayuntamiento a base de tinte, vueltas y mucha paciencia.

El teñido de la sal -realizado ayer durante unas tres horas- es casi la última fase de este trabajo de meses. El grupo de Natividad está integrado por cinco personas y se ocupan de las alfombras de delante de la iglesia, las primeras que pisa la patrona de los marineros nada más salir a la calle. "Todos queremos a la Virgen y le pedimos algo, y por eso hacemos esto, para que siga luchando por Tapia. Aunque no se vea el trabajo que llevan las alfombras, los que las hacemos sabemos que hemos puesto ahí el alma", apunta.

El único hombre de este grupo es Francisco Sanjurjo quien confiesa que le gusta "ayudar". "Llegé un buen día y me quedé", añade, al tiempo que indica que fue quien sugirió hace años apostar por la sal en la confección de las alfombras, un estilo que conoció haciendo la mili en Lanzarote. "Es más cómodo y no tienes el problema de la escasez de flor".

Este año los alfombristas, tanto el grupo de la iglesia como los que se ocupan de los mantos del resto del pueblo, dispondrán de 135 kilos de sal (no toda se tiñe, ya que buena parte se utiliza como color blanco), que, como siempre, financia el Ayuntamiento. Además, los empleados municipales colaboran en la gestión de la sal, tanto en el teñido como en el reparto de los sacos por las diferentes calles.

Al grupo de la iglesia le ha surgido este año un problema añadido y es que unas cabras de una finca ubicada junto a su almacén de trabajo se han comido parte de las alfombras confeccionadas. "Tenemos que reconstruir más de doce metros de alfombra", lamentaban ayer. Este grupo cuenta este año con el patrocinio de la Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores y del Santo Cristo, que ha subvencionado los materiales con los que trabajan, desde macarrones a café.

Los alfombristas piden la colaboración vecinal para lo que resta del trabajo, es decir, la colocación en las calles. El grupo de la iglesia será el más madrugador, pues tiene previsto empezar a trabajar el domingo a partir de las cuatro de la tarde. Sobre las nueve de la noche empezará el montaje en la calle de La Procesión y el grueso de las alfombras del puerto se dejan para el mismo lunes, a partir de las seis de la mañana.

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