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Castigados sin misa en Abres

El párroco del pueblo veigueño decide no celebrar más oficios tras hallar la cerradura del templo sellada con silicona en pleno enfrentamiento vecinal por las fechas de las fiestas: "No se puede jugar con la iglesia"

Marcos Cuervo.

Castigados sin misa hasta nuevo aviso. Así se han quedado los vecinos de la parroquia de Abres, a la que pertenecen la localidad asturiana de Abres y la lucense de Ría de Abres, a consecuencia del incidente registrado en la celebración de la fiesta de Santiago, cuando la iglesia amaneció con la cerradura sellada con silicona. "No se puede jugar con la iglesia por una cosa entre vecinos. Si no quieren que se abra la iglesia y que entre el cura, pues decidí que no se entra y no habrá más misa hasta que llegue el cura nuevo en septiembre", precisa Marcos Cuervo, actual párroco de Vegadeo, Abres y Seares.

Cuervo explica que su decisión ha sido "razonada" y previamente notificada al Arcipreste del Eo, el párroco taramundés José Luis Rodríguez. No obstante, tranquiliza a las familias con ceremonias previstas para este periodo de cierre, pues se podrán oficiar en otras iglesias cercanas.

El párroco no oculta su decepción con los feligreses por lo acontecido en la última celebración en honor al patrón. Está decidido a cumplir con este particular castigo impuesto a los vecinos, salvo que "los autores vengan y pidan perdón a la gente". Considera que el sellado con silicona de la cerradura atiende "a una tontería pensada en la barra del bar", pero quiere que los vecinos sean conscientes de que constituye un hecho grave. "Con esto no se debe jugar", advierte Cuervo, que sustituye desde marzo al desaparecido José Luis Varela.

El sellado con silicona de la cerradura del templo, lo que además obligó a sustituirla por otra nueva, hay que entenderlo en el contexto de la división que vive el pueblo a consecuencia de la celebración de las fiestas patronales de Santiago. La comisión de fietas planteó por segundo año consecutivo el traslado de las fiestas de Santiago (coincidían en miércoles) al fin de semana para favorecer la participación de la gente que trabaja fuera del pueblo. El año pasado la decisión ya causó división de opiniones y por eso, en esta ocasión se realizó una votación casa a casa (un voto por vivienda). Ganó el sí al traslado y de ahí que se moviera la fiesta para el 27 (celebración de Santiago) y 28 (Santa Ana).

Los opositores al traslado decidieron organizar unas fiestas alternativas para los días 25 y 26. El párroco accedió a oficiar igualmente la misa de Santiago el día 25, pero no le pareció bien hacer ese día la procesión. "No era fiesta, se celebraba el día santo con una celebración digna y sencilla, pero hay una comisión oficial que hizo una consulta y las fiestas se trasladaron. Se podrían hacer dos procesiones si las organizase la misma comisión, pero si yo cedo acabo montando dos fiestas", precisa Cuervo, que pide "diálogo y el entendimiento".

Todo apunta a que esta negativa a celebrar la procesión el día 25 caldeó los ánimos y desembocó en el incidente del viernes 27. "A ver si las cosas vuelven a su cauce. No me niego a celebrar misa siempre que haya cordialidad", insiste el párroco.

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