"Los ciudadanos confían más en el hombre del tiempo que en cualquier político", sentenció ayer en Castropol el secretario de Estado de Medio Ambiente, el asturiano Hugo Morán. Es por ello que quiere aprovechar la complicidad entre la ciudadanía y los meteorólogos para convertir a la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en la "universidad del clima", encargada de concienciar sobre la necesidad de adoptar buenas prácticas en la lucha contra el cambio climático. Lo anunció ayer en Castropol durante la inauguración de la exposición "La observación meteorológica en AEMET, pasado y presente", que se podrá visitar en el salón de plenos hasta el 30 de agosto.

"El impacto del cambio climático va a requerir de un enorme proceso de complicidad del conjunto de la ciudadanía", añadió Morán, convencido de que las leyes por sí solas no van a poder cambiar los patrones de comportamiento necesarios "para garantizar la viabilidad de la vida tal y como la conocemos". El secretario de Estado, a preguntas de los medios, se mostró partidario de apostar en España por una fiscalidad verde que sustituya paulatinamente a la convencional.

También sobre cambio climático habló el delegado asturiano de la AEMET, Ángel J. Gómez, quien explicó que fenómenos como el tornado registrado el pasado julio en Ballota (Cudillero) van a ser cada vez más frecuentes, aunque descartó que vayan a tener la virulencia de los que se producen en América. "Son de muy pequeña escala", añadió. En su intervención, Gómez agradeció el "altruismo" de los 82 colaboradores que la AEMET tiene en Asturias, por su papel "esencial" de cara a recopilar "valiosísima información".

La exposición, que repasa la historia de la meteorología y que incluye multitud de objetos y paneles explicativos, visita por segunda vez Asturias (la primera fue en 2013 en Oviedo). La AEMET aceptó la propuesta castropolense por haber restaurado un barómetro histórico de mareantes, construido en el siglo XIX en Liverpool y gracias al que los marineros castropolenses sabían cuándo se acercaba o se alejaba una borrasca. La restauración corrió a cargo de Pepe Llenderrozos y José María Acebo y el aparato está a la vista de todos en la fachada de la Casa de Encuentros de Castropol.