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Los empresarios locales juegan la baza de la calidad para ser competitivos

"En el mercado no podemos vencer por cantidad, sino por hacer mejor las cosas", sostienen los productores en la feria Campomar de Tapia

Los empresarios locales juegan la baza de la calidad para ser competitivos

Ofrecer un producto de gran calidad, artesanal y único, que se grabe a fuego en la memoria del consumidor y que genere fidelidad a la marca. Es la receta que siguen los productores agroalimentarios de la comarca occidental para ser competitivos y destacar dentro de un mercado global. Así lo desvelan en el transcurso de la feria tapiega Campomar, un evento que se ha configurado como el mejor escaparate para dar a conocer los frutos de esta tierra. "No podemos vencer por cantidad, sino por hacer mejor las cosas", aseguran, al tiempo que reconocen que trabajar en la zona rural "supone cierta desventaja", y reclaman, entre otras medidas, una mejor conexión a Internet y un sello de calidad que garantice al consumidor el origen local de sus producciones.

Hasta 125 expositores se han dado cita a lo largo de este fin de semana en la feria tapiega. Muchos de ellos son distribuidores de varios tipos de productos agroalimentarios, pero otros elaboran de forma artesanal y venden directamente al consumidor sus quesos, carnes y conservas. Son de empresas de tamaño medio o pequeño, de carácter familiar, y que cuidan al detalle el proceso para garantizar la calidad.

Es el caso de la quesería ubicada en Abredo (Coaña), que acaba de cumplir treinta años transformando y aportando valor añadido a la leche que producen en su propia ganadería. El queso, el requesón y el arroz con leche que elaboran han logrado hacerse un hueco en el mercado regional. "Desde una zona rural, como en la que nos encontramos, se puede ser competitivo, pero se necesita más esfuerzo. Hay más complicaciones", reconoce Alfonso Rodríguez, uno de los propietarios de la empresa. "Comenzando por Internet, algo que se demanda mucho y que se necesita realmente, no es un capricho. Cuando no funciona, se echa mucho en falta", asegura el empresario. "Deberían trabajar para ofrecer este servicio y que así la gente pueda seguir trabajando y quedándose en los pueblos", añade.

Otra de las limitaciones, apunta Rodríguez, es el servicio de transporte hacia los grandes centros de consumo. "Llevarlo hasta allí es un coste añadido y estamos limitados a los días que nos atienden las empresas transportistas, que son dos a la semana; a su vez, el cliente quiere que se le sirva a diario, y es algo que no podemos hacer", reconoce.

El objetivo de su empresa, concluye Alfonso Rodríguez, es "elaborar productos tradicionales, lo que se hizo toda la vida, y con un proceso artesano; en cantidad no podemos competir porque siempre habrá quien lo haga más barato. Lo importante es la calidad y el servicio", concluye.

En la misma línea se expresa Ángela Donato, al frente de la conservera tapiega El Viejo Pescador. "Nosotros vamos siempre a la máxima calidad. En precio no podemos competir, porque hay fábricas más industrializadas, o del exterior. Por eso utilizamos producto fresco, de temporada y seguimos un proceso artesanal, a mano, como se hacía antiguamente". El cliente aprecia, de esta manera, que cada pieza "es única". En cuanto a las dificultades, coincide en la que entraña el transporte hacia el centro de la región. "Por aquí solo pasan los transportistas dos o tres veces por semana", lamenta.

Esta empresaria sí que manifiesta "estar muy a gusto" en Tapia, aunque pone de relieve la necesidad de mejorar la visibilidad de los productos locales. "Una buena idea sería crear un sello, una certificación que distinga a los que trabajamos con producto de las lonjas asturianas. Sería una buena medida para las empresas pequeñas como nosotros", propone.

Que la calidad es la clave también lo tiene claro Josefina González, que regenta junto a su familia la ganadería y chacinería Gancedo, de Tineo. "Sólo se puede ser competitivo desde el medio rural con la calidad. Los clientes se acuerdan de año en año de los productos por la calidad que tienen", incide González, que destaca que lo importante para ella es que su producción tenga "sabor a pueblo, un sabor a lo de siempre, que no se puede explicar con palabras". El cliente "lo corrobora al llevárselo a la boca", lo que, a su juicio, "supone ventas aseguradas".

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