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Tradición viva en Trasmonte

Irene Sierra, reconocida recientemente con el premio "Manegueru - de Nava", continúa fabricando pandeiros a sus 86 años

La veintena de pandeiros elaborados este verano por Irene Sierra. D. ÁLVAREZ

A sus 86 años, Irene Sierra Herrero, más conocida como "Irene d'Anxelu", de Trasmonte (Cangas del Narcea), mantiene suficiente fuerza en las manos como para seguir construyendo los pandeiros cuadrados de forma tradicional. En el mundo del folclore asturiano sus instrumentos de percusión siguen siendo los más valorados por los tocadores por su sonoridad y porque mantiene la forma de elaboración de antaño; por ello son muchos los grupos de música tradicional que continúan acercándose hasta Trasmonte para adquirir los pandeiros que firma Irene Sierra.

Este verano ha elaborado una veintena de ellos. Es una buena época para hacerlos porque conseguir las pieles es más sencillo. Se las suelen dar vecinos del pueblo y de localidades cercanas. Por lo que, llegadas las fiestas patronales, cuando aumenta el consumo de cordero y de cabrito, también lo hace la cantidad de pieles que llegan a Irene d'Anxelu.

Esta vecina de Trasmonte se encarga de la elaboración completa del instrumento, desde limpiar la piel hasta su montaje. Un trabajo minucioso que le lleva días y con el que se empeña especialmente en conseguir que no quede olor en la piel para que no sea desagradable tocar el pandeiro. "Hace muchos años que empecé a hacer los pandeiros, ya no quedaban o los que había eran muy viejos, y era la época en la que se comenzaban a recuperar las tradiciones en el pueblo", explica Irene Sierra, que es natural del pueblo de Naviego, aunque vive en Trasmonte desde que se casó, hace 56 años.

Además de elaboradora de pandeiros, Irene d'Anxelu también es una buena tocadora y transmisora de cantares, cuentos y refranes. Recuerda con cariño que la primera vez que cantó el Ramo en las fiestas de Naviego fue con 16 años, y que todo lo que aprendió de tradición fue en los filandones que se organizaban en su casa natal y tocando con las otras mozas del pueblo en los portales de las casas, unas vivencias y una sabiduría popular que siempre compartió y transmitió a las nuevas generaciones "para evitar que se pierdan".

Por ese motivo, precisamente, fue por lo que el pasado mes de julio recibió el premio de percusión "Manegueru de Nava", dentro del Festival de la Sidra, algo que le hizo especial ilusión. "Me habían hecho algún homenaje en Cangas, pero no me creía que me llamaran desde Nava, estuvo muy bien, toqué el pandeiro y canté", rememoró.

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