El santuario del Acebo de Cangas del Narcea inició ayer sus novenas con una visita especial. La Junta de Gobierno del Centro Social de Personas Mayores de Cangas del Narcea decidió subir en peregrinaje hasta la ermita portando con ellos la imagen de San Juan Bautista, que se ha convertido en el patrón del centro. En procesión, más de una veintena de personas acompañaron al santo hasta la ermita del Acebo, donde se quedará hasta que finalicen las novenas, el 8 de septiembre.
Con 25 kilos tiraron los peregrinos que se ofrecieron a subir el santo por los nueve kilómetros de carretera que van desde Cangas del Narcea hasta el Acebo. Fueron varios relevos los que se hicieron para dar la oportunidad a todos los asistentes de poder cumplir con su ofrenda. "Nos ayuda él, es quien nos está empujando", aseguraba Eloy Leiguarda, uno de los primeros porteadores y también impulsor de la iniciativa. "Nadie se creía que lo íbamos a hacer y, si sale bien, el año que viene repetiremos", explicaba.
La talla de San Juan Bautista fue realizada y donada por Pepe Vallinas, usuario del centro. La idea es que se convirtiese en el patrón y celebrar su fiesta justo cuando finalizan las actividades que organizan la Junta de Gobierno antes de iniciar la temporada de verano. Este año se le hizo la fiesta y a ella se le sumó la idea de realizar la procesión hasta el Acebo. "Es una actividad más para animar el centro de mayores y sirve para dar visibilidad y que la gente se anime a participar", explica Carmen Arias.
La presidenta de la Junta, América Álvarez, señala que la actividad estaba abierta a todo el mundo que quisiera participar y no solo a usuarios del centro, y destacó la buena acogida que tuvo la idea.
Una vez en el Acebo, los peregrinos asistieron a una misa dedicada a los socios fallecidos. La celebración continuó en el centro social con una comida y baile. Antes, aprovecharon para rendir homenaje a la canguesa Conchita García, más conocida como Conchita Carralo, aficionada a la pintura y que donó numerosos cuadros a instituciones canguesas. "Es un gesto con el que queremos agradecerle la donación de cuadros que ha hecho al centro en los últimos años", asegura el director del centro Luis Miguel Gómez. Además, Gómez destaca que encarna la máxima del envejecimiento activo: "Conchita demostró que con la jubilación no acaba todo". Conchita Carralo, con casi 93 años, retomó su afición por la pintura a los 60 años, tras el fallecimiento de su marido, y se dedicó a ella hasta hace un año, cuando tuvo que dejarlo por problemas en la vista.
