Una palabra definía ayer el estado de ánimo de los vecinos de Besapié (Tineo): "Felices". Los propietarios de las viviendas de este pueblo celebraron ayer por todo lo alto la apertura del camino que se cerró hace dos años. Fue necesaria una expropiación urgente y la mediación de Ayuntamiento y Principado para que la celebración tuviera lugar y para que el conflicto que enfrenta a las familias de este pueblo tinetense con la junta vecinal de La Cerezal de Rellanos llegara a su fin.

"Pensé que me moría sin ver este camino abierto otra vez", dijo ayer María Rodríguez, de 81 años y hoy residente en Piedrafita. Esta mujer logró volver a su casa de nacimiento tras 24 meses de espera. Dicen en Besapié que muchos vecinos con orígenes en el pueblo no volvieron a la aldea porque para hacerlo era necesario cruzar siete kilómetros de monte. "¡Estamos contentos, contentos, contentos!", exclamó Eva Fernández, otra mujer con lazos en este pueblo que hace 15 años, con él éxodo a otras zonas de Tineo en busca de trabajo, dejó de tener vecinos a diario. "Pensamos que este momento no llegaría, pero por fin podemos hablar de él y también de justicia", señaló.

El también oriundo de Besapié Carlos Rodríguez mostró su plena sonrisa. Hace dos años, dejó de ir a su casa antaño familiar (hoy vive en Tineo) y abandonó las colmenas que mantenía con esmero. "Hacer el rodeo por el monte nos hizo abandonar todo... casi va a todo 'a pique'", dice y recurre a la expresión coloquial porque en Besapié están convencido de que un año más de cierre "sería la ruina total para el pueblo". Ayer, la policía local supervisó los trabajos para abrir la vía, previa expropiación pública.

La parte contraria "no celebra nada", dijo José Ramón Alba, quien recordó que una sentencia dio la razón a La Cerezal. "Abandonaron su camino y ahora pasan por nuestra propiedad. A ver qué pasa ahora con el ganado que pasta en esta zona", dijo.