Tanto los conductores que dejan Asturias como los que entran al Principado desde Galicia usando el puente de los Santos están desde ayer más controlados. Y es que la Dirección General de Tráfico (DGT) acaba de poner en servicio dos nuevos radares de tramo para vigilar a los vehículos que excedan el límite genérico de 120 kilómetros por hora fijado en las autovías.

La medida está siendo criticada por los conductores, pues entienden que se trata de una decisión meramente recaudatoria. No en vano, el puente, en línea recta y sin obstáculos que dificulten la visibilidad, no es un lugar especialmente conflictivo, ni que registre un elevado volumen de accidentes.

El alcalde de Castropol, José Ángel Pérez, le pone voz a este malestar: "Me parece que es innecesario y no lo entiendo. Si hubo algún accidente en ese punto fue por el viento, no por la velocidad". El regidor castropolense (uno de los radares está en Castropol y el otro en Ribadeo, uno en cada extremo del puente) considera que no es una zona donde se excedan los límites y muestra su "extrañeza" por la decisión de Fomento.

Sin embargo, Tráfico explica que el objetivo de ambos dispositivos (están entre los kilómetros 505 y 506) es "la reducción de los accidentes mediante el control del cumplimiento de los límites de velocidad". Los conductores que transitan por esta zona se encontrarán con dos señales verticales que avisan del control de tramo y cuatro paneles luminosos pegados a los radares que recuerdan que no se puede exceder los 120 kilómetros por hora.