Esta es una historia "insólita". "Un milagro de la naturaleza", según el veterinario que revisó el caso. Es la historia de la perra Lúa y de una gatita abandonada en Ribadeo, y bautizada como Orión. Un ejemplo de solidaridad animal que desafía las leyes de la biología. Lúa, que jamás ha estado preñada, desarrolló leche en sus mamas. Únicamente para amamantar a la gatita abandonada y rescatada: dos enemigos naturales, como el perro y el gato, unidos en el vínculo más intenso, el de una madre y su cría.

Así cuenta la historia Fernando Sobredo, el propitario de Lúa. "Un día me llama un amigo y me dice que encontró un gato abandonado. Estaba mal, estaba lleno de pulgas, le lavé los ojos porque ni veía. Se lo dejé a mis gatas, a ver si la aceptaban. Pero le rechazaban y le rugían. Sin embargo, mi perra Lúa la acariciaba. Y se la dejé. Al principio como que quería mamar, pero no tenía leche, nunca estuvo preñada. Pero empecé a ver que tenía leche en las mamas y ahí queda la historia. Se la dejé a ella y la cuidaba como si fuera su madre. Hasta que vi las tetas inflamadas, y era porque producía demasiada leche para la que el gato podía mamar. La llevé al veterinario y se pensó en separarlas, pero la historia era bonita y se decidió que siguieran juntas, pero vigiladas. Hasta hoy, que sigue mamando de ella. La ha criado como si fuese un perrillo", relata aún sorprendido.

Igualmente se vio sorprendido Juan Luis Amor, veterinario de la Clínica Ánima Mundi. "Lo primero que se planteaba en la consulta era ver si a la perrita le podía perjudicar el tema de dar leche, pero después empezamos a darnos cuenta que era algo más que un proceso patológico. Estaba pasando algo muy especial: un animal había cambiado su metabolismo para hacer lo que realmente nos hace felices, que es dar. Ni siquiera a un animal de su especie, sino que estaba dándole leche a un animal con el que tradicionalmente no se lleva bien. Entonces nos pareció maravilloso y nada patológico. De hecho, tres meses después se ha visto que es una pasada. Es un milagro de la naturaleza del que podemos aprender los humanos", reflexiona Amor.

La pequeña Orión, que así se llama la gatita, ha salido adelante gracias a la leche de la perra Lúa. La moraleja de esta historia es fácil de extraer, así que cada uno la interiorice a su manera.