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"Se disfruta mucho con el vino", dicen los productores aficionados de Pesoz

Ramiro Pérez y Manuel Monjardín conquistan al concejo con sus caldos, destinados al autoconsumo, en una cosecha floja debido al mal tiempo

Manuel Monjardín, con una copa del vino ganador, en su casa de Pelorde (Pesoz). G.G.

Elaborar vino en Pesoz es cuestión de tiempo, dedicación, y mucha pasión. Porque quienes mantienen y cuidan las fincas en las que crecen cepas centenarias lo hacen por el placer de ver que su trabajo llega a la copa, y de saber que los caldos serán disfrutados por familia y amigos. Trabajan para que no se olvide una tradición que hunde sus raíces en el tiempo, y que, a pesar del despoblamiento que sufre la comarca, sigue muy viva. Claros ejemplos de esa pasión vinícola son Ramiro Pérez, de Pesoz, y Manuel Monjardín, vecino de Pelorde, vencedores en tinto y blanco, respectivamente, en la recién celebrada "Festa del viño".

A pocos pasos de la capital del municipio del alto Navia tiene Ramiro Pérez una pequeña pero coqueta parcela, poblada por vides de la variedad mencía. "Es una uva que da una muy buena calidad", asegura. Es un patrimonio que su familia mantiene desde hace muchos años. "Desde que tengo uso de razón, trabajamos en ella, y ahora lo seguimos haciendo de la misma forma: todo natural, sin utilizar química", explica.

Esta cosecha, incide Pérez, no fue de las mejores, a causa, sobre todo, de la lluvia. "Cayó mucha agua durante la floración y buena parte del verano, por lo que hubo que trabajar mucho más en la finca. A pesar de todo, logramos sacar una cosecha buena, que en otros sitios ni siquiera eso", apunta. Eso se debe, en parte, al especial microclima que posee la zona, enclavada en el valle del río Agüeira, afluente del Navia, con temperaturas más altas y menos lluvias que en otras comarcas.

A Ramiro Pérez le "presta mucho" que su vino tinto haya sido votado como el mejor en el certamen popular del concejo, aunque el mejor premio de todos lo recibe cada vez que disfruta de sus vides con amigos y familia. "Lo cierto es que tengo mucha suerte: los vecinos y los amigos nos ayudan en la vendimia, y después se disfruta mucho tomando unos vinos con ellos, con una buena comida". Ésa es la principal razón de su amor por la viticultura.

De la misma opinión es Manuel Monjardín, al frente de la bodega "Lombán" de Pelorde, una localidad referente al hablar del vino de Pesoz. "Se disfruta mucho con esta afición, es muy gratificante", dice. Monjardín regresó con su familia a Pelorde al jubilarse, tras una vida al volante de un autobús de línea entre Gijón e Irún. Heredó de sus antepasados una parcela en la que comenzó a cultivar viñas, como antaño lo hicieran aquellos, y desempolvó y acondicionó la vieja bodega de la casa familiar. Ahora dedica parte de su tiempo libre al vino, entre viejas barricas que son piezas de museo, y los nuevos sistemas de procesado, más cómodos y fiables.

Su vino blanco fue el mejor de la cata popular. "Es una satisfacción muy grande para mí. Es algo que tenían que ver mis abuelos, iban a estar muy contentos", confiesa. Lo elabora con uva de la variedad palomino, que, subraya, se da "muy bien" en el entorno por las características climáticas y del suelo. Con mucha ilusión, mantiene la esencia de ese "autoconsumo" que se dio en la zona durante siglos. "Es algo que aquí siempre se conoció, pero que ahora puede perderse, porque cada vez quedamos menos vecinos que lo mantengan", lamenta.

No obstante, la celebración de la Festa del viño pesocense demostró que la afición por los caldos en el concejo se mantiene. De hecho, Pesoz está incluido dentro de la denominación de origen protegida Vino de Cangas, y están apareciendo iniciativas que buscan su explotación comercial.

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