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Las madres de Luarca hacen canasta

Antiguas y nuevas jugadoras fundan el Club Marchica para practicar deporte y disfrutar de tiempo propio, aunque "sin duda es sacrificado"

Miriam Gancedo, con su hija Lara Rodríguez, durante un descanso. A. M. S.

Cuando colgó su traje de jugadora de baloncesto hace unos años no pensó que volvería a vestirlo para competir. Ahora Miriam García es la capitana del equipo de madres del club Marchica de Valdés, un grupo que ha dejado atrás las obligaciones familiares y laborales para hacer deporte y disfrutar entre amigas. "Todos los veranos jugamos en un torneo; el pasado, un árbitro nos animó a hacer un equipo de madres", explica García. Ayer, debutaron en Luarca.

En realidad, la apuesta de este equipo de madres no tiene tanto que ver competir en una liga. Está más relacionada con la posibilidad de dar ejemplo a sus hijos, de tener espacio para sí mismas y de cuidar su salud.

"Sin duda es sacrificado", añade Eva Fernández, otra de las mujeres que han trabajado para poner en marcha el equipo. "Los miércoles tienen que hacer la cena los padres", dice risueña. Es el día de entrenamiento. Se reúnen a las nueve y media de la noche, "una hora que sí, es complicada si tienes hijos", destaca Miriam Gancedo, la mujer del grupo que tienen un hijo de menos edad: 11 meses. "Con ayuda del padre y de los abuelos se puede hacer; hay que sacar un rato de donde se pueda para hacer lo que te gusta", señala. En su caso, volver a entrenar y jugar en una liga le ha devuelto la ilusión por un deporte que tenía olvidado. "Me gusta mucho el proyecto porque te recuerda a tiempos pasados y además da ejemplo a los hijos".

En el grupo hay madres que juegan al baloncesto por primera vez, como Vanesa Gutiérrez. "Lo que más me gusta es que hacemos piña y también que este es un deporte muy solidario", destaca.

El debut fue ayer en casa. El partido se jugó en el polideportivo Pedro Llera Losada. Muchos padres estuvieron en el público. Alberto Cuevas es la pareja de una de las jugadoras, Susana Navarro. El matrimonio vive con sus dos hijos, de nueve y tres años, en La Felguera y sacan tiempo para ir a Luarca.

"Con organización se puede hacer", indica el hombre. Eso sí, en esta liga hecha para madres solo se juega una vez al mes. En realidad, son doce partidos oficiales. Pero también hay que entrenar todas las semanas. Lidia Rubio, con dos hijos de cuatro y seis años, jugó de adolescente con otras mujeres que forman el equipo y ahora acude puntual a los entrenamiento. "Es emocionante volver a encontrarse", indica.

El presidente del club Marchica, Francisco Pérez, opina que las mujeres "son más constantes y sacrificadas". El club agrupa en total a 120 federados de distintas categorías y del equipo de madres hay 14 federadas de la veintena que entrena.

"Un ejemplo para todos, especialmente para sus hijos", dice Pérez.

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