El investigador ribadense Chemi Lombardero acaba de publicar un libro en el que repasa el comercio marítimo de la ría del Eo durante los siglos XVI y XVII, una época en la que "Ribadeo funciona como el gran puerto del occidente asturiano". Y es que, aunque cada muelle tiene su autonomía, existe en este periodo un privilegio real que concede a Ribadeo el control del comercio marítimo de altura entre Navia y Foz. "Todo lo que sale tiene que pasar por aquí", apunta.
El libro, titulado "O comercio marítimo da Ría de Ribadeo", es de gran interés para las dos orillas del Eo, pues recoge infinidad de datos de los comerciantes asturianos y gallegos, así como las mercancías y los barcos con los que operan. "Constata que esta es una comarca muy relacionada, somos algo en común y eso se demuestra históricamente", añade.
El autor, hijo de padres luarqueses y licenciado en Geografía por la Universidad de Oviedo, se centró en esta época para cubrir un periodo histórico poco documentado. "Sigue quedando por estudiar todo lo anterior al siglo XVI porque es muy difícil encontrar documentación", añade. Para dar forma al libro rastreó las actas del consistorio y también los protocolos notariales ribadenses. Lo que más le llamó la atención fue "constatar que el tráfico en la ría era muy grande" y especialmente llamativo el internacional. Recabó datos de más de setecientos navíos, pero sabe que la cifra total en este periodo histórico fue mucho mayor: "Solo hay datos de los que salen, de los que entran, a excepción de los que traen sal, no hay información".
Entre las mercancías de entrada destaca la sal y en la salida, el hierro y la madera, procedente fundamentalmente del Occidente. Dice que en general destacan los mercaderes asturianos, pero especialmente los de la madera. Su destino era variado, desde Andalucía -sobre todo Sanlúcar de Barrameda- y Portugal a las Rías Baixas. También es alta la entrada de vino gallego, aunque también andaluz e incluso francés.
El libro recoge la historia de numerosos personajes asturianos como Pedro Núñez Sanjurjo, natural de Lantoira y al que describe como "poderoso hidalgo que en 1601 construyó un galeón en Figueras para navegar en la carrera de Indias". Precisamente a la construcción naval va dedicado un capítulo del libro en el que además, figura como enclave relevante el puerto de Figueras.
