"Es muy importante escuchar a los niños, pedirles opinión sobre algunas cuestiones que puedan tener relevancia para ellos, resaltar lo que tienen de positivo y, también, aquello a corregir". Son las claves que explican lo que supone implantar una parentalidad positiva en la crianza y educación de los menores. Lo explicó ayer, en el Hospital de Jarrio, Raquel Amaya, profesora de Ciencias de Educación de la Universidad de Oviedo y autora de una guía sobre este aspecto.

La conferencia, en la que estuvo acompañada por Carlos Becedóniz, responsable del Observatorio de la Infancia, sirvió para abrir la quinta Semana saludable del Noroccidente, que este año se centra en la difusión de una educación en valores para lograr un futuro mejor.

"Hay que comprender a los niños; cada uno de ellos diferente por cuestiones como la edad o las condiciones de vida, y comunicarnos con ellos de manera abierta", apuntó Amaya, que animó a padres y abuelos a "adoptar una perspectiva que permita a los niños aprender de sus errores".

Carlos Becedóniz, por su parte, destacó la importancia de promover herramientas de participación en la sociedad para que la infancia tome conciencia del mundo en el que viven. "Estos niños y niñas, cuando crecen, siguen manteniendo ese interés en la cosa pública", aseveró.