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Mucho público y más ventas en la Feria de la Miel de Boal, que deja satisfacción en el sector

"Es posible que la gente haya acudido y comprado más al saber que no habrá producto para todo el año", valoran los apicultores locales

La apicultora Andrea González, en su puesto de miel en Boal. G. G.

Visitar Boal y aprovisionarse de miel en el otoño es ya una tradición, una costumbre muy arraigada, en la comarca y en buena parte de Asturias. Y si se da una campaña de escasez, aún se busca más. Es lo que parece haber pasado este año en la celebración de la XXXII Feria de la Miel. Los apicultores destacan la "gran afluencia" de visitantes durante el sábado y el domingo, así como un aumento de las ventas con respecto a años anteriores, a pesar de la subida de los precios. "Nadie se quiere quedar sin miel, y eso puede haber influido en el incremento de visitas y de ventas", apuntan los organizadores, sabedores de que la feria boalesa ha resistido allí donde otras han debido cancelarse.

Lo cierto es que el recinto ferial estuvo a rebosar durante los dos días de la feria. "Fue un éxito total de público. Año tras año se va consolidando, y es mayor la cantidad de visitantes que tenemos", asegura Julio Fernández, miembro de la asociación de apicultores boaleses. Las ventas fueron en la misma dirección: "Los expositores acabaron muy contentos, se vendió mucha más miel que en ediciones anteriores", añade. De hecho, prácticamente se agotaron las existencias, que se calculan en torno a los tres mil kilogramos.

La escasez de producto en las colmenas, debido a las condiciones meteorológicas adversas durante la pasada primavera y el comienzo del verano, hizo aumentar los precios en uno o dos euros con respecto al año pasado. Un kilo de miel se vendía en Boal por 10 u 11 euros, dependiendo de la variedad y de la empresa productora. Un alza que no se notó a la hora de despachar la producción. "Es posible que la gente haya acudido y comprado más por miedo a que se acaben las existencias, y no se pueda comprar producto a lo largo del año", valora Julio Fernández.

En Boal no faltó, sin embargo, la variedad, con la venta de mieles de eucalipto y de castaño, y la más típica de la zona: la de brezo. También hubo todo tipo de artilugios y herramientas para el trabajo en la colmena, y una demostración de cocina, a cargo de los alumnos del módulo de Cocina y gastronomía de Tapia, que hizo las delicias del público. Los concursos, de carteles y de platos típicos, completaron la programación de la feria, que ya se está pensando en pulir con vistas al próximo año: "Seguiremos manteniendo el nivel de la feria, que es un referente en toda Asturias, y trabajaremos para ello", promete Fernández.

Quizás la noticia más esperanzadora para los productores la dio María Jesús Fernández, consejera de Desarrollo Rural y Recursos Naturales, que anunció que en 2019 se avanzará en el sello de la indicación geográfica protegida (IGP) "Miel de Asturias". "Estamos convencidos de que será un paso importante para certificar la calidad y origen de la miel, y darle el valor que merece", concluye Julio Fernández.

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