Los drones que operan en la costa asturiana son máquinas profesionales, específicamente preparadas para desempeñar su labor en cualquier tipo de condición: con viento, con lluvia o en la oscuridad, por ejemplo. Se trata de instrumentos que cuentan con diversos sensores y cámaras, capaces de detectar a una persona a cientos de metros de distancia.

"Los drones cuentan con diferentes combinaciones de sensores, con diferentes características para diversas tareas. Nuestras aeronaves están específicamente diseñadas para aguantar ciertas inclemencias meteorológicas", explica Marcelino Artime, responsable comercial de la firma adjudicataria del contrato, Aerón.

El funcionamiento del sistema es sencillo: los drones en vuelo envían la imagen, en directo, a un puesto avanzado con pantallas instalado en el interior de un vehículo.

"Se visualiza en directo lo que está ocurriendo. De esta manera, se facilita la labor al inspector para actuar en zonas de muy difícil acceso, y él mismo puede dirigir la operación desde esta base", asegura Marcelino Artime.