La falta de floración de la primavera pasada, por las bajas temperaturas del final del invierno y la persistencia de las lluvias hasta bien entrado el verano, afectó considerablemente a la producción de miel de los colmenares. Muchos apicultores recogieron una tercera parte de la producción de años anteriores e incluso algunos ninguna. La situación meteorológica de este año, sumada a la presión de la presencia del avispón asiático o vespa velutina, principal depredador de las abejas, está haciendo que muchos apicultores estén atravesando un año crítico y teman que sus abejas no lleguen a 2019. Ante esta perspectiva, la Consejería de Desarrollo Rural ha elaborado un borrador de ayudas destinadas a las explotaciones apícolas que supone una prima anual de 15 euros por colmena en producción, con un máximo de 700 colmenas por beneficiario.
Sin embargo, de esta propuesta se quedan excluidos los pequeños y medianos productores. Medio centenar de ellos están representados en el Occidente por la Asociación de Apicultores Comarca Vaqueira, que reclama que se les tenga en cuenta para el reparto de subvenciones. "Hicimos una contrapropuesta a la Consejería para que dividan las ayudas, unas dirigidas a la producción y otras a la lucha contra el avispón; nosotros en la primera no reclamamos nada, pero en la segunda estamos demostrando gran efectividad", señala el presidente de la asociación, Tino Gómez.
En su proposición piden que se incluya una ayuda lineal a colmena de 5 euros para los apicultores que disponen de explotaciones de autoconsumo o actividad complementaria, siempre que sus colmenas estén registradas, saneadas y con el correspondiente seguro. "Sería una ayuda que nos permitiría seguir combatiendo la vespa velutina en nuestros territorios, porque, dada la situación, sin ayudas muchos no llegaremos a la próxima primavera", expone Gómez.
En esta campaña, la asociación capturó más de 600 reinas en los trabajos de trampeo que desarrolló en los ríos tinetenses de Bárcena, Yerbo y Navelgas; también en Allande, en el río Nisón y Arganza, y en menor medida en Cangas del Narcea. Un trabajo exhaustivo que ahora perciben que está dando sus frutos. "Donde no se hizo trampeo se están encontrando hasta siete nidos frente a uno que tenemos en las zonas que hemos estado trabajando", apunta el presidente de la asociación. Con estos datos sobre la mesa, defienden su propuesta para ser merecedores de una ayuda que les permita seguir trabajando contra la extensión del avispón asiático.
"Lo que pedimos supone para nosotros una gran ayuda, mientras que para la administración es una miseria, solo somos unas 12.000 colmenas pero nuestra aportación medioambiental es muy importante", añade. Asegura que a pesar de que la asociación representa a pequeños y medianos apicultores, el beneficio de estos colmenares es muy amplio. "Nuestros colmenares polinizan grandes cantidades de hectáreas, permaneciendo en el mismo sitio a merced de lo bueno y lo malo, y los pequeños apicultores fijan población", concluye.
