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Las fabas de Yerbo son de premio

"La tierra de aquí es muy buena, tiene un pH especial", asegura la productora tinetense distinguida por su calidad por el sello Faba Asturiana

Teresa Álvarez muestra sus fabas ayer en Yerbo. D. Á.

Una piel tan fina que no se encuentra en el plato es la principal característica de las fabas de Teresa Álvarez, de Yerbo (Tineo), que fueron reconocidas por el Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Faba Asturiana como las de Mejor Calidad Certificada de 2017 junto a las del productor Tino Prado, de Argüelles (Siero).

Teresa Álvarez confiesa que recibió con alegría la noticia porque para ella significa "un reconocimiento al trabajo de toda una vida". En su casa llevan 44 años sembrando fabas, y dedicándose casi exclusivamente a ello desde hace 18. "Todos los años nuestra faba está bien clasificada, con notas de más de 9, pero me sorprendió que éste teníamos calidad 10 y categoría excelente", explica la productora.

Recoge unos 400 kilos que certifica a través de la IGP Faba Asturiana, y asegura que la buena calidad le viene dada por el lugar en el que está situado el pueblo de Yerbo, donde tienen las fincas dedicadas a la legumbre. "La tierra de aquí es muy buena, tiene un pH especial para que se den las fabas; además estamos situados en un valle que protege mucho y tenemos un microclima", asegura.

Para el trabajo del cultivo de la faba cuenta con la ayuda de su marido, Manolo Álvarez, y de su hijo Rubén. Todos coinciden en destacar lo delicado que es el trabajo: "De las fabas no puedes aprender porque cada año es diferente". El ejemplo lo tienen al comparar las cosechas del pasado año con al actual. Apuntan que el año pasado fue "muy bueno", mientras que en 2018 se encontraron con más mancha "y eso que se cuidaron y protegieron igual que en 2017", subraya Teresa Álvarez. Creen que tendrán menos cosecha, aunque aún no lo saben con certeza a falta de desgranar toda la producción.

Estos productores de Yerbo no tienen claro si la distinción por calidad significará un mayor interés por su faba, aunque reconocen que tienen compradores fijos. No obstante, consideran que debería establecerse un precio para la venta y reclaman a los restaurantes que se fijen más en la producción local. "Deberían interesarse por la faba de calidad y establecer relación con el productor, pero suelen recurrir al intermediario", aseguran. Asimismo, creen necesario que se potencien de nuevo los mercados para generar puntos de venta. De hecho, Teresa y Manolo Álvarez recuerdan que hace unos años vendían en mercados como el de Grado o Tineo. "Venía gente de todos los lados a comprar a Tineo, pero no dejaron dónde ponerse, los agricultores que van están a la intemperie", lamentan.

Además de la faba de la granja, también cosechan verdina, incluso en mayor cantidad, que también les dio especial trabajo en esta campaña a causa de la fauna. "Tuvimos que apurar el doble la recogida porque nos atacaba la plantación la fauna salvaje, y esta planta no se debe tocar para que todo salga bien", señalan los agricultores.

La continuidad de la producción de esta faba de calidad no está asegurada más allá de un par de años, hasta que le llegue el momento de jubilación a Teresa Álvarez, puesto que su hijo no está seguro de seguir sus pasos.

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