"Con el nombre del pueblo es casi obligado hacer la representación del Belén. En ningún sitio mejor que aquí", señaló Johana Santiago, convertida ayer en Virgen María durante la representación del nacimiento viviente que cada año organizan los vecinos de esta localidad valdesana. En la cita, jornada especial de encuentro y convivencia para el vecindario, participaron una veintena de personas.

"Güei, vecinos de Belén, 2018 años pasaron. Recreamos aquel día nel que Dios nos vieno a ver", dice el pregón, obra de la escritora María Esther García y que ayer leyó junto a Maribel Suárez, natural de esta pequeña localidad, aunque afincada en Gijón. García es además presidenta de la asociación "Virgen de Belén" que promueve esta recreación, desarrollada de manera ininterrumpida desde 2008, pero que empezó a realizarse en la década de los ochenta del pasado siglo.

"Es un nacimiento asturiano viviente que hacemos con la idea de que la gente venga y conozca la parroquia de La Montaña", precisa García, que lamenta no lograr mayor implicación de los vecinos para que más personas se vistan durante la representación. En este sentido, al final de la cita dio las gracias a los asistentes y aprovechó para invitar a otras asociaciones del concejo a sumarse.

Para Jorge Fernández, alcalde de barrio de Belén y Baltasar para la ocasión, la jornada es muy especial. "Me gusta y es una tradición del pueblo", al tiempo que explicó que cada año atrae a mucha gente de fuera y "sirve para darnos a conocer por el mundo". Precisamente la difusión mediática animó al tinetense Manuel Salvador Fernández, que a primera hora de la mañana decidió plantarse en Belén para participar activamente. Y lo logró, pues este vecino de Naraval de 82 años se convirtió nada menos que en San José. Junto a él debutó el pequeño Liam Nieto, luarqués aunque con familia en la parroquia. Su madre, Nazaret Rodríguez, tenía serias dudas de que aguantase tranquilo y quieto durante toda la recreación; sin embargo, el pequeño, a sus 8 meses, aguantó como un profesional, siguiendo "ojiplático" todo lo que acontecía a su alrededor.

Cuenta Lilia García, que se vistió de vaqueira, que la actividad sirve para confraternizar con vecinos y visitantes: "Estamos un pedazo juntos y nos reímos, que no nos sobra". En la convivencia hizo hincapié el párroco, Emilio Menéndez, para quien la recreación es una ocasión "para celebrar la Navidad como unidad parroquial y como vecinos".

Cuenta Menéndez que este particular nacimiento es ya "un signo de identidad" de la localidad, una tradición heredada de los mayores que debe mantenerse, pues "siempre es bueno que haya ocasiones para juntarnos y celebrar la vida". Además, añadió, "no hay un lugar tan emblemático como Belén para darle vida y realismo al nacimiento".

El párroco entonó el villancico "Hacia Belén va una burra" para cerrar el evento, que concluyó con reparto de rosquillas y polvorones.