La medianoche del 21 de noviembre de 2013 dos individuos irrumpieron en el establecimiento de ultramarinos coañés Casa Falo e inmovilizaron y golpearon, para después robarle, a su propietario, Rafael Doval. Cinco años más tarde se va a celebrar el juicio por estos hechos y el Ministerio Fiscal pide para el único acusado (la otra persona no pudo ser identificada) una pena de prisión de ocho años, además de una indemnización global de 3.860 euros. La vista oral será hoy, a las nueve y media de la mañana, en el Juzgado de lo penal número 1 de Avilés.

El ataque provocó en Doval "policontusiones, fracturas costales múltiples y de apófisis transversas lumbares izquierdas y hematoma", unas lesiones de las que tardó 28 días en curar (nueve de ellos ingresado en el hospital). Le quedó como secuela "una fractura de costillas con neuralgias intercostales esporádicas".

La Fiscalía considera que los hechos son constitutivos de un delito de robo con violencia, para el que piden cinco años de prisión, y de otro de lesiones, por el que piden tres años. Además, reclaman una indemnización de 1.860 euros por las lesiones, 1.000 euros por las secuelas y otros 1.000 por el dinero sustraído, así como la cantidad que se determine por las cajetillas de tabaco no recuperadas.

Según el escrito del Ministerio Fiscal, la noche de los hechos dos personas se dirigieron al mostrador donde estaba el propietario y "se abalanzaron sobre él, golpeándole en diferentes partes del cuerpo y dándole patadas, sin mediar palabra alguna". A continuación "lo tiraron en el suelo y lo ataron con cinta americana por las manos y las piernas, y lo amordazaron para luego arrastrarlo hasta la parte de atrás de la tienda, donde lo dejaron tirado". Tras robarle el dinero de los bolsillos y las llaves, el acusado cogió 1.000 euros de la registradora y cajetillas de tabaco.

Poco después, Doval, según refleja el escrito, pudo liberarse de las ataduras en las manos y, cuando no escuchó ruidos, se desató los pies y se acercó a la parte anterior de la tienda y vio al acusado y a otra persona en el exterior, según el mismo relato. Éstos, al darse cuenta de la presencia del hostelero, se marcharon rápidamente del lugar por unas escaleras que hay en la parte derecha del negocio. En su huída tiraron dos sacos de los que se usan para el pan, que contenían tabaco de la tienda y que fue recuperado en perfecto estado.

La defensa del acusado, que ejerce el letrado avilesino Carlos Villar, niega la mayor y sostiene que su cliente es inocente de estos hechos, por lo que pedirá la libre absolución. En descargo del acusado, Villar tratará de hacer ver que no hay ninguna prueba incriminatoria determinante, por lo que debe prevalecer la presunción de inocencia.