El Ayuntamiento de Cangas del Narcea firmó ayer el contrato de las obras de reparación de la piscina municipal, afectada por la explosión pirotécnica que se produjo en la tirada nocturna de la fiesta de La Magdalena. El contrato es con la empresa valdesana Esvedra Obras y Reformas, la única que se presentó a la licitación y que realizará los trabajos por un precio de 247.757 euros, 6.050 euros por debajo del presupuesto base de licitación.

La previsión del alcalde cangués, José Víctor Rodríguez, es que dentro de unos días, una vez que la empresa entregue el plan de seguridad y salud, pueda iniciarse la obra, y que durante el mes de abril el equipamiento se reabra al público de nuevo, después de permanecer cerrado desde que el 21 de julio de 2018 resultase dañado por la explosión.

Rodríguez destaca que el Ayuntamiento ha agilizado lo máximo posible los trámites de contratación para llevar a cabo la obra. "Es una obra difícil y ha tenido dos licitaciones: primero, la del proyecto, después de haber realizado una primera valoración los servicios municipales, y luego, con el proyecto en la mano, se sacó a licitación la obra en diciembre", detalla. Pero confiesa que han estado especialmente pendientes de dar celeridad a todos los trámites establecidos por ley "porque sabemos que se trata de un equipamiento muy utilizado por los vecinos de Cangas, que ahora mismo no pueden disfrutar de este servicio".

La explosión pirotécnica afectó de lleno a la piscina municipal, que está situada a tan solo 20 metros del lugar donde se colocan las máquinas de voladores para las fiestas. Eso supuso que fuese el edificio municipal con más daños registrados, entre los cuales se cuentan destrozos en los ventanales y cierres, en puertas y ventanas, así como en toda la instalación interior: recepción, gimnasio, sauna, vestuarios y los vasos de las piscinas. También se vieron afectados la instalación eléctrica, la climatización y parte de la fontanería. No obstante, la maquinaria se salvó del impacto de la explosión, sin verse dañada, al estar ubicada "en un verdadero búnker de hormigón", subraya Rodríguez.

Precisamente, durante estos meses en los que la instalación lleva cerrada las labores de mantenimiento habituales de la maquinaria de climatización y depuración han continuado realizándose para lograr que la reapertura de la piscina no se alargue tras la finalización de la obra, sino que pueda realizarse simultáneamente, acortando nuevamente los tiempos para intentar poner en marcha el equipamiento deportivo lo antes posible.

La explosión pirotécnica de la noche del 21 de julio afectó a 640 viviendas a lo largo de toda la villa canguesa, siendo las más afectadas las más próximas al Prao del Molín, como es el caso de la piscina municipal. La detonación también dañó numerosos establecimientos con roturas de escaparates.