Técnicos de la Consejería de Infraestructuras visitaron ayer el punto de la carretera que une Cangas del Narcea e Ibias en el que el jueves pasado se registró un desprendimiento que cortó la vía durante varias horas. El material acumulado en la carretera se acabó de retirar el sábado, aunque en su lugar se han colocado unas piedras de grandes dimensiones para frenar la caída de material en caso de que vuelva a producirse un nuevo argayo antes de que se dé una solución técnica a la zona.

El Ayuntamiento de Cangas del Narcea exigió la rápida intervención, ya que teme que si hay un nuevo derrumbe del talud pueda afectar a la carretera local que se sitúa sobre él y que da acceso a los ocho pueblos de la parroquia de Abanceña.

"Hay unas grietas en esa vía, no hay un riesgo inminente de que vaya a caer, pero si se desprende algo más la carretera puede verse afectada", apunta el alcalde, José Víctor Rodríguez.

Por ello, el gobierno local exige al Principado que se actúe con celeridad para sanear el talud antes de que vuelva a llover. Mientras tanto, colocarán en la carretera local una señal para pedir que se evite circular con vehículos pesados por la vía para evitar riesgos.

Además, solicitaron que se revise toda la longitud de la carretera del Pozo de las Mujeres Muertas, donde se registran constantes desprendimientos cada año, más aún desde que tuvieron lugar los incendios de 2017 en la zona. "Somos conscientes de que una malla no hubiese evitado el desprendimiento del jueves, porque se precipitaron 800 toneladas, pero hay otros lugares en los que se puede evitar que las piedras estén por la carretera", incide Rodríguez, que insiste en que "exigimos celeridad para solventar esta situación y para que se estudie geológicamente dónde hay que colocar nuevas mallas".

Los técnicos desplazados al lugar del argayo junto a la concejala de Obras, Laura Álvarez, le manifestaron la complejidad de la actuación.