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Ante un volador, respeto y tranquilidad

"No tener miedo es fundamental, si lo tienes es mejor no tirar", aconsejan los expertos de Cangas del Narcea, que ven bien el requisito de tener un carné

No dudar con un volador en la mano es esencial para convertirse en un buen tirador. Quienes llevan desde la adolescencia participando en la Descarga y en las diferentes tiradas que organizan las peñas de la pólvora durante las fiestas patronales del Carmen y la Magdalena de Cangas del Narcea aseguran que el miedo es el peor enemigo de un espectáculo pirotécnico y consideran que, ante un volador, deben existir respeto y mucha tranquilidad.

César González, José Manuel Vega y Juan Carlos López son tres tiradores con una larga trayectoria participando tanto en la Descarga como formando parte de sus respectivas peñas de la pólvora, en las que entraron en la década de los ochenta, cuando aún eran unos adolescentes. Desde entonces, por sus manos pasan cada mes de julio centenares de voladores que lanzan al cielo, con el único secreto de la práctica que atesoran a su espalda.

"No tener miedo es fundamental, si lo tienes es mejor no tirar porque puedes soltar el volador antes de tiempo y mancar a alguien", señala Juan Carlos López. "Y si te quemas, para", añade César González. Precisamente la tranquilidad y no tener prisa por soltar el artefacto son otras de las claves que dan. "Un tirador tiene que saber que el volador va a salir solo y que no se puede soltar", añade González.

Una soltura que creen que una persona solo puede obtener a base de práctica y de experiencia. Aunque todos coinciden en ver con buenos ojos que la Federación de Peñas de la Pólvora esté impulsando la adaptación a la normativa del uso de pirotecnia en fiestas, que conlleva pasar por unos cursos para obtener un carné. "Nadie es mejor que nadie y no pasa nada por sentarse a escuchar y aprender", afirma César González.

Los cursos, que se pretende impartir en los próximos meses de abril y mayo, estarán dirigidos a tiradores y a los responsables de cada grupo. El que está previsto impartir a los tiradores, por el que están obligadas a pasar más de 1.000 personas, es el que otorga el certificado de "consumidor reconocido como experto". En él, tal y como se recoge en la Instrucción Técnica Complementaria número 18, se explicarán el funcionamiento de los artículos pirotécnicos, su correcta utilización, sus riesgos y las medidas de prevención. También se abordarán las medidas de seguridad, la actuación en caso de accidente y el tratamiento de los artefactos fallidos. Para el segundo curso, al que tan solo tendrán obligación de asistir los responsables de cada grupo para conseguir la certificación de "responsables de los grupos de consumidores reconocidos como expertos", se profundizará en la composición y las propiedades de los elementos pirotécnicos, en la seguridad para su manejo, almacenamiento, transporte, en la protección contra la humedad y la lluvia, y se insistirá en visualizar ejemplos de incidentes y fallos representativos, así como en las medidas adecuadas para evitarlos.

"Es un proceso que para nosotros es muy novedoso, así que vamos a seguir lo que pauta la ITC publicada en el 'Boletín Oficial'", explica el presidente de la Federación, José Antonio Fernández, quien, además, avanza que la Federación también continuará formando a nivel práctico a quienes quieran iniciarse en la tradición de tirar voladores. Unos talleres que llevan varios años desarrollándose unos días antes del inicio de las fiestas, abiertos a todo el mundo y en los que se ofrecen las pautas básicas para lanzar un volador con seguridad. "Se insiste en las distancias de seguridad, que son de 1,5 metros entre tiradores y apurridores, en que el volador debe cogerse con el brazo extendido y por encima de la cabeza, y solo con el índice y el pulgar para evitar quemaduras", repasa el representante de las peñas.

Cómo situarse con respecto al viento y los edificios es otra pauta importante que los veteranos intentan transmitir a las nuevas generaciones. "La colocación de la gente en la tirada también es importante, hay que intercalar a los veteranos y los inexpertos para que aquéllos puedan guiarlos", señala Juan Carlos López.

De hecho, consideran la transmisión generacional de la tradición como el pilar fundamental para el mantenimiento de la fiesta, algo que recuerdan más sencillo cuando ellos comenzaron, unmomento en el que el número de peñas y de integrantes era más reducido. "Los mayores se preocupaban de enseñarnos y de vigilarnos, y aunque empezábamos más jóvenes que ahora a tirar, había mucho control en las peñas", subraya José Manuel Vega. También recuerda que los peligros de entonces eran menores, ya que el Cangas de los ochenta poco tiene que ver con el actual: "Había muchos menos edificios que ahora y, por lo tanto, menor riesgo, y también éramos menos tiradores y menos público". La última advertencia de los veteranos es exigir a los tiradores que estén en condiciones óptimas para ponerse ante un volador y que se cumpla la máxima de las fiestas: "¡Que nun se manque naide!".

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