El gobierno de Cudillero ha autorizado la instalación de unos polémicos bolardos en La Reguera, en pleno anfiteatro de la capital pixueta, para evitar que los coches aparquen en zonas de paso de los vecinos.

Los obstáculos, de plástico y de colores blancos y azul, han generado mucha controversia en el vecindario por ser este barrio de la capital de Cudillero Bien de Interés Cultural (BIC). "¿Dónde está ahora Patrimonio?", se preguntaban ayer algunos vecinos en alusión a la Dirección General de Patrimonio, que pone restricciones a la hora de hacer obras en este barrio protegido.

El Alcalde, Ignacio Escribano (PP), ha salido al paso para justificar la colocación de los bolardos. Se trata de evitar los aparcamientos en zonas que comprometen la entrada y salida de peatones (como accesos a escaleras) o el funcionamiento de servicios básicos como la recogida de la basura. "Se hizo a petición de vecinos y del departamento de Obras. Lo que no puede ser es que los vecinos de la zona no puedan entrar en sus propiedades o que la basura no se pueda recoger porque hay coches aparcados delante de los depósitos y no se puedan ni sacar los cubos", indica el regidor. Escribano añade que la señalización de prohibido aparcar no funcionaba. "No se hacía ni caso de las señales, pero si multamos también lo hacemos mal", añade el alcalde, molesto.

Según el gobierno, "ahora no se puede aparcar, los vecinos pueden entrar en sus propiedades y se puede recoger la basura".